Noche de difuntos, día de todos los santos, halloween…, como quiera que os guste, el hecho es que nada más empezar este 1 de noviembre en toque de queda ha fallecido el saxofonista y genio del jazz Pedro Iturralde, autor de aquella obra maestra del jazz fusión, acompañado por Paco de Lucía, titulada Jazz Flamenco.
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Esta noche comienza el otoño, cambiamos la hora y los días se acortan pero seguiremos sonriendo. A pesar del frío, de los problemas y de la locura que hace días se manifestó de nuevo en el horrible asesinato de un profesor francés, decapitado a manos de un cobarde radical islamista.
Decidnos si «Homerun» y «What it´s like» no se parecen, si no estamos una vez más ante el eterno retorno o ante la necesaria e inconsciente influencia de los clásicos en las nuevas generaciones.
Las fechas, sus conexiones y los padres. Al final, cuestiones que nos obsesionan. Por cierto, aunque parecía un gato huyendo por una cocina, también me gustaba la enigmática Yoko, esa mujer oscura que sedujo y acogió a nuestro niño abandonado de posguerra y que en el 80 dejó grabado su orgasmo sonoro en «Kiss, kiss, kiss» para los niños autodidactas cuya educación no tutelan suficientemente sus progenitores.
En el año olímpico de Barcelona 92, un andaluz rumbero flamenco con gran flequillo ya algo canoso y porte desgarbado arrasó con un disco que invitaba a bailar. Se trataba de Kiko Veneno y la colección de canciones «Échate un cantecito» con clásicos como «Lobo López» y «En un Mercedes blanco».
Somos felices, tenemos derecho a ello incluso cuando fallan los cimientos. Negamos la demolición, en eso consiste la única revolución fructífera que hoy se nos permite. Y no es poco.
Amigos, familia en dosis adecuadas, música, naturaleza, un gato, cerveza, caricias, seducción…, belleza.
Hoy dejamos los US y nos vamos a Paris, de donde salieron locos como Manu Chao y el misterioso dúo Daft Punk, capaces de hacer bailar a los muertos. De la «patchanka» multicultural al techno con clase, bienvenue la folie de Paris.
New York, la historia de Ryan Adams y una historia nuestra.
Yo era director de exportación de una fábrica de cárnicos, bajé a comer al restaurante y en la mesa alguien dijo que un helicóptero chocó contra el World Trade Center de Nueva York. Un accidente. No, un avión. No, los accidentes no existen. Quince minutos después seguíamos viendo imágenes en directo, no recuerdo que habláramos, ni siquiera las inocuas conversaciones de compañeros de tantos días, sólo mirábamos. El segundo avión se incrustó en la otra torre y la tarde, al igual que la mañana se borró. Sólo quedó ese momento para siempre.
En cierta ocasión recuerdo haber leído que Bob Dylan dijo no escribir canciones, que únicamente servía como receptor…
Cada sábado un cañonazo.
Hoy abrimos con Stone Temple Pilots, a quienes algunos colaboradores y allegados pudimos disfrutar en la sala Aqualung de Madrid en noviembre de 1995. Inolvidables aquellos tipos tirándose desde los altavoces sobre el público, tiempos de moshing y casi alguna cabeza rota.
No fue el inventor del rock, antes estuvo Chuck Berry -probable padre del rock- y también Buddy Holly, […]
Durante uno de los ensayos, Eddie Vedder se encontraba en un rincón del estudio y, al escuchar Hunger Strike, se acercó tímidamente al micrófono para acompañar a Chris Cornell con los versos going hungry. Cornell le siguió con las notas altas y el resultado fue asombroso. Chris sintió que la voz de Vedder era la más adecuada para los bajos de la canción y le propuso convertir el tema en un dúo vocal.
…Son ejemplos pioneros, discutibles, polémicos…, pero en cualquier caso reseñables por la legión de amantes de la música que gracias a su riesgo quedan atrapados por el quejío flamenco y, tarde o temprano, acaban yendo a la raíz. A Mairena, a Marchena, a Farina, a Sabicas, a la Niña de los peines. Lo maravilloso de la música es tirar del hilo genealógico y entender cómo un estilo de raíz no morirá, aunque cierren los tablaos, porque lo llevamos dentro y es más fuerte que cualquier virus. Salud y arte.
…El dúo Leone/Morricone cierra la trilogía de los dólares con esta escena legendaria rodada en Santo Domingo de Silos (Burgos), transformado para la ocasión en el cementerio de Sad Hill por el que corre ciego de avaricia Tuco, buscando loco de deseo la lápida del soldado Ben Carlsson y los dólares enterrados bajo la misma.
Hoy os dejamos un pequeño regalo, cinco versiones maravillosas de artistas que fueron rindiéndose tributo en cadena. Aunque tienen estilos diferentes, comparten raíces. En mi opinión la mejor versión es la que más hace suya la canción cambiando el estilo, quizás la última, pero queremos saber vuestra opinión en nuestro Facebook o aquí. ¿Cuál os gusta más?
La colección de canciones se degusta mejor con auriculares y calma, para percibir los sonidos que Enrique Bunbury ha logrado sacar en curso acelerado de rock electrónico melancólico y pausado y que en algunos momentos nos delatan a más de uno recordando cuando entre tanto grunge alabábamos y considerábamos rock la actitud, la pose, las guitarras de soslayo y la excelencia de «Violator», aquella obra diez de Depeche Mode.
Tras nuestro tributo a PF por nuestro erudito colaborador en la materia, @Sysyphus , https://profesorjonk.com/2020/04/20/musica-pink-floyd-rock-altura-de-su-leyenda/ , os dejamos este brillante post sobre la banda británica
Tras nuestro tributo a PF por nuestro erudito colaborador en la materia, @Sysyphus , Pink Floyd, cuando el […]
The Doors, banda superlativa, por la especificidad única que le imprimió el Fender Rhodes Piano Bass del tecladista Ray Manzarek y desde luego por el aura de su frontman, Jim Morrison, poeta, pensador, cantante, uno de los personajes más reconocibles y reconocidos de la Historia de la música popular, en cuanto a influencia de su obra y pervivencia del mensaje y de la misma persona física en el imaginario colectivo, nivel Elvis, Dylan, Lennon, Sinatra y poco más.
… Estuve esperando en la fila, con pose beat, mi turno para entrar. Inquieto. Huérfano de un libro de Kerouac o Allan Ginsberg con el que escudarme y proyectar a su vez una falsa aura de intelectual despreocupado con ganas de entrar al ring para disputar una velada amañada. En esta ocasión mi única compañía eran una vieja libreta y un bolígrafo, ya que tenía que escribir un artículo del concierto para la revista de mi universidad.