Las fechas, sus conexiones y los padres. Al final, cuestiones que nos obsesionan. Por cierto, aunque parecía un gato huyendo por una cocina, también me gustaba la enigmática Yoko, esa mujer oscura que sedujo y acogió a nuestro niño abandonado de posguerra y que en el 80 dejó grabado su orgasmo sonoro en “Kiss, kiss, kiss” para los niños autodidactas cuya educación no tutelan suficientemente sus progenitores.

New York, la historia de Ryan Adams y una historia nuestra.
Yo era director de exportación de una fábrica de cárnicos, bajé a comer al restaurante y en la mesa alguien dijo que un helicóptero chocó contra el World Trade Center de Nueva York. Un accidente. No, un avión. No, los accidentes no existen. Quince minutos después seguíamos viendo imágenes en directo, no recuerdo que habláramos, ni siquiera las inocuas conversaciones de compañeros de tantos días, sólo mirábamos. El segundo avión se incrustó en la otra torre y la tarde, al igual que la mañana se borró. Sólo quedó ese momento para siempre.

Durante uno de los ensayos, Eddie Vedder se encontraba en un rincón del estudio y, al escuchar Hunger Strike, se acercó tímidamente al micrófono para acompañar a Chris Cornell con los versos going hungry. Cornell le siguió con las notas altas y el resultado fue asombroso. Chris sintió que la voz de Vedder era la más adecuada para los bajos de la canción y le propuso convertir el tema en un dúo vocal.

…Son ejemplos pioneros, discutibles, polémicos…, pero en cualquier caso reseñables por la legión de amantes de la música que gracias a su riesgo quedan atrapados por el quejío flamenco y, tarde o temprano, acaban yendo a la raíz. A Mairena, a Marchena, a Farina, a Sabicas, a la Niña de los peines. Lo maravilloso de la música es tirar del hilo genealógico y entender cómo un estilo de raíz no morirá, aunque cierren los tablaos, porque lo llevamos dentro y es más fuerte que cualquier virus. Salud y arte.

Hoy os dejamos un pequeño regalo, cinco versiones maravillosas de artistas que fueron rindiéndose tributo en cadena. Aunque tienen estilos diferentes, comparten raíces. En mi opinión la mejor versión es la que más hace suya la canción cambiando el estilo, quizás la última, pero queremos saber vuestra opinión en nuestro Facebook o aquí. ¿Cuál os gusta más?

La colección de canciones se degusta mejor con auriculares y calma, para percibir los sonidos que Enrique Bunbury ha logrado sacar en curso acelerado de rock electrónico melancólico y pausado y que en algunos momentos nos delatan a más de uno recordando cuando entre tanto grunge alabábamos y considerábamos rock la actitud, la pose, las guitarras de soslayo y la excelencia de “Violator”, aquella obra diez de Depeche Mode.