He dejado pasar dos semanas desde que terminé de leer Gomorra, necesitaba tomar distancia para entender lo que acababa de ocurrir. Gomorra, la opera prima del escritor italiano Roberto Saviano, no es una novela y sin embargo contiene más ficción e improbabilidad que cualquier historia de asesinos y entorno sumergido en la locura que podáis abordar.

“…Hace medio siglo, los españoles, que veníamos de la historia más triste y oscura, supimos encontrar razones comunes para superarla. No todo se hizo bien, no se fue justo con muchos de los que sufrieron esa historia, tampoco se asumieron todas las responsabilidades. Pero no parece que sea mejor este momento donde tantos españoles parecen engolosinados con la idea de avasallar a sus oponentes y hacer un país que los excluya, aplaste o expulse. Esa técnica ya la hemos ensayado mucho en los últimos doscientos años y la Historia es implacable: fracasamos siempre.”

Creo que los que estamos locos por los libros y las películas quisiéramos que no desapareciera nada de los libros y las películas que nos gustan. Nos gustaría que Rocinante estuviera vivo todavía y, si se conociera, que también estuviera en pie la casa en un lugar de la Mancha de donde salió Alonso Quijano. A veces se llega al extremo (cuando han pasado suficientes siglos de olvido) de señalar tal lugar como si fuera el lugar de tal libro, así ya no lo sea. Yo creo que tenemos razón cuando defendemos esas nostalgias, pero quizá otras gentes tengan razones mejores que las nuestras para no preservarlo todo.

Le sorprendió sobremanera ver abierta la librería de viejo un domingo; a fin de cuentas, no existía una combinación más mortecina y aburrida que la de Oxford y un domingo. Siempre pensó que los domingos eran unos días infames que había que dejar transcurrir y pasar de puntillas, pero es que allí alcanzaban la categoría, como escribió en algún sitio Baudelaire, de domingos desterrados al infinito.

Es un hecho que el trío formado por Kerouac, Ginsberg y Burroughs fue la Santísima Trinidad de la Generación Beat, tanto por su relevancia como por el poso de sus obras más representativas. En el camino, Aullido y El Almuerzo Desnudo se han convertido en clásicos de la literatura, obras de culto para millones de lectores. Pero sería injusto olvidarnos de otros componentes que…