Jugué a las Barbis con mis hermanas
gran parte de nuestra niñez
(y una poca de la adolescencia);
de pronto yo era Ken
o Kevin
o al que llamábamos Frank;
más tarde fui Max Steel
o algún otro superhéroe
incluso un perro o dos
de plástico;
cine
Señales de golpes en la espalda, un sujetador azul, la mirada entre triste y perdida, un rouge de labios que acentúa la tristeza, el beso a una niña pequeña que duerme, la puerta que se cierra y la oscuridad de la noche. La noche de la ciudad santa de Mashhad, la noche del bullicio en la calle, la noche solitaria en la periferia, la noche que augura un destino maldito mientras ruge una moto.
Ojos bien cerrados inicia con la visita del matrimonio formado por Alice y Bill Harford a la fiesta de Navidad que ofrece año tras año el acaudalado Victor Ziegler. Durante el transcurso del baile, Bill coquetea con un par de modelos, mientras Alice es seducida por un maduro húngaro.
En Costa Brava, Líbano (ópera prima de Mounia Akl, 2021) Rim cuenta. Rim, la hija pequeña. Rim, el ojito derecho de papá. Rim, la de las capacidades sensitivas redobladas. Rim, todavía en su mundo infantil pero gladiadora contra los problemas del mundo adulto.
¿Qué hace Yvan de Weil (Fabrizio Rongione), un banquero de la banca privada suiza, acompañado por su esposa Inés (Stéphanie Cléau) en la Argentina de los 80? Como dice el refrán, seguir al dinero.
“¿Conoce África una canción sobre mí?”
Hoy no escribo una reseña, ni una crítica, ni una crónica, ni un poema. Hoy escribo una carta de amor. Una carta de amor a Karen Blixen.
Como en la vida, en el tenis, los documentales y las películas biográficas, surgen mesías y diablos, McEnroe y su innovación conductual, introduciendo los gritos, lanzamiento de raquetas y gestos altivos a árbitros y público en un deporte que era de señoras y caballeros, y Williams, sobreponiéndose a todo tras ser madre para demostrar que es la mejor y lo ha sido después de un cambio tan radical en su cuerpo y vida.
(Me he enamorado de Sera, la prostituta de Las Vegas. Sera, que llegó a la ciudad de los neones huyendo de un chulo que la maltrataba y quien, Mercedes amarillo mediante, regresa para someterla de nuevo.)
Quizás la cuestión sea si el cine se debe adaptar a otros formatos de rápido mensaje como las series e incluso las redes sociales, intentando paupérrimamente mimetizarse para captar la atención de los jóvenes, o si puede hacerse esto sin renunciar a la pausa y calidad que lo hizo grande.
1925, un rancho en Montana, una familia disfuncional en lo emocional, una mujer alcohólica, un suicida ausente, un cowboy difunto, un adolescente casi andrógino, un paisaje entre la aridez extrema y la exuberancia sthendaliana, animales sexuales, vaqueros como animales, la contención y el trauma, la veneración y lo enfermizo. Y el erotismo.
Filósofo, intelectual, deportista, cineasta, irreverente por vocación, comunista, homosexual, católico, escritor, poeta…
Un poliedro vital y profesional para el que no estaba preparada una sociedad uni o como mucho bidimensional,
La gente, tambaleándose los que consiguen ponerse en pie, emite gritos efervescentes para que les devuelvan su dinero mientras la señora muy delgada de la sexta fila —(y que conozco de la terapia)— planea sobre el público con cara de éxtasis y la falda y el moño alborotados.
Continuamos con nuestro repaso de películas de carretera, agradeciendo las sugerencias que nos hicisteis en Instagram tras el artículo anterior. Lo dicho, quedarán muchas sin citar pero las incluidas merecerán su apunte.
Nos gustaría compartir este brillante artículo sobre Woody Allen y lo que, desgraciadamente, no es su obra y fagocita casi toda conversación sobre él. Y más allá del cineasta norteamericano, sobre la dicotomía entre gran arte y artista moralmente e incluso penalmente reprochable, así como algunos ejemplos sorprendentes a lo largo de la historia.