Me extiendes,
las piernas dilatadas contra el techo,
hasta convertirme en una multitud
y después pretendes
que continúe llamándome mujer.
sexo
Esta mañana no tendí la cama y permanecí
dentro
de las cobijas; pasé
horas esperando
por fin
a que el mundo explotara ahí mismo
y nosotros con él.
Pantallas de fútbol americano de distintos tamaños hay en todas las zonas no lúgubres del antro, también camareras más allá de sus tacones negros, de sus medias y ligas negras, sus bragas, corchetes, sujetadores prometedores y prominentes. Todo negro. Más allá sólo sus miradas claras y cabellos rubios de innumerables peinados.
(Me he enamorado de Sera, la prostituta de Las Vegas. Sera, que llegó a la ciudad de los neones huyendo de un chulo que la maltrataba y quien, Mercedes amarillo mediante, regresa para someterla de nuevo.)
Del establecimiento, sale la dueña con un juguete en la mano y se sienta en el bordillo que hay a la entrada. Los propietarios son chinos. Unos de los tantos que han emigrado desde su país y han importado sus sopas, fideos, ojos rasgados, sonrisas enigmáticas y sentimientos cohibidos.
Pero tú no sabes nada.
Con nuestro aliento bohemio,
Con nuestras piernas golfas,
De puerto abierto,
La corriente marina os atrae
Es cierto
Las desplazadas follamos mejor
Para los no enterados, kink es lo que se conoce finamente como “sexualidad alternativa,” entiéndase dominación, disciplina, encordamiento, suspensiones, uso de collares y látigos y un largo y doloroso etcétera. Prácticas sadomaso, vaya. Una revista sicalíptica —a la que mi abuela llamaría de relajo— para la que escribo en inglés bajo seudónimo buscaba un reportero que se infiltrase en la feria y contase del pe al pa lo que pasaba allí.
La muerte es bisexual
Es tan abierta de mente como de piernas
Le dan igual vuestras riendas y vuestras prendas y vuestras excusas y vuestras cestas y vuestras cabezas
Le dan igual vuestro sexo vuestras raíces vuestros cuerpos vuestras tiendas y vuestras espesas almas aún despiertas
Dos minutos de videopoesía de Ivanhoe García Campos, desde Guadalajara (México), son más que suficientes para constatar que vamos a disfrutar con él desde ahora. Seguidnos la pista y compartid, que nos espera un año de sorpresas y ausencia de guión, daremos saltos de un registro a otro -no os preocupe…
En un mundo en el que las vírgenes como tú terminan preñadas y dan a luz a nuestro creador.
En un mundo en el que un hombre barbudo y gordo trae regalos y los deja bajo el árbol multicolor.
En un mundo en el que bajo la capilla Sixtina,
-Miguel Ángel los vio-
los mismos pedófilos que formaron la Inquisición
organizan aquelarres en El Vaticano y lo hacen sin pudor.
Yo soy tierra fértil por tener anchas las caderas
Tu eres varón y una jarra de dolor que me pesa
Yo soy la hembra
Yo soy la perra desnuda que ha dejado al novio en la puerta de la iglesia
Esto que les voy a contar me lleva rondando los pensamientos hace más de una década y hoy es que me decido a compartirlo. A fin de cuentas, han pasado diez años y creo que en este lapso ciertos delitos, si es que hubo delito (y bueno, sí lo hubo) prescriben.
—Los hombres no lloran, cabrón.
Alex se quebró. Tras el deshielo de la tensión acumulada, todo en él reventó formando una explosión de angustia y miedo que inundó la habitación.
—Hijo de la chingada –Amador cambió el tono–. Va, tranquilidad. Ambos estamos molidos. Mira –dijo señalando el colchón situado en el suelo situado detrás de Alex–. Ve y échate un coyotito. Luego ya seguimos.
Hotel Cross, Dotonbori, Osaka.
Viernes
4:46 AM. Rellano del ascensor, 7a planta
El ascensor plateado se abre y el recepcionista se adelanta ágilmente a los dos sanitarios con maletín y mascarilla, precipitándose uno hacia la máquina de bebidas y otro hacia la zona central, cerca de una fina lámpara de cristal blanco de Kartell estratégicamente situada antes de emprender el pasillo perpendicular a un lado y a otro.