Otra vez y con poco aire en los pulmones daba pasos erráticos en la penumbra, rogaba por la salida, sabía que estaba a metros y parecían kilómetros. La luz seguía apagada, nadie salió pues era madrugada, dormían plácidamente  ignorando mi desesperación; dejaba atrás, en el departamento de dos ambientes que de golpe se volvió una caja diminuta,  a mis dos hijos que también dormían.

La vida es extraña , cuando crees que hay calma llega tu hija de casa de una amiga, feliz porque le has regalado un móvil de última generación y dispuesta a llenar el lavavajillas porque no quiere ver otra película, y tu mujer empieza a urgirte para que se lo quites, que no puede estar en la cocina porque ya no son horas, tú le dices dos veces que estamos viendo a Jack Sparrow con el pequeño y ella…