1.
La muerte me grita al oído
me atora insomne
en la luna oscura y cerrada
de una noche de julio.
Golpea mi sien con sus dedos
afilados y carnosos, lustros de tiempo
en el viento de su boca y en el
rugido de sus costillas.
La llave de mí
dentro se ha perdido
y no hay lugar para
la duda del tiempo o del
riesgo cuando
quiero dormir.
2.
Pídele al viento que
sople distinto
o que cambie
de color las lunas
de abril.
Un cuerpo inerte
no admite lucha,
igual que lo estanco,
el agua sucia
y en parálisis
se rinde a lo perpetuo.
Cómo ni tan siquiera
plantearse un cambio
ante tanta imposibilidad?
Sólo pues en lo mutable,
el circuito de la no-tibieza
responde con un imperativo:
tornadizo, lunar, tránsito.
3.
En los espacios
la libertad yace
en el no-lugar de
la disrupción
justo ahí se complica
la comodidad y lo inocuo
donde no
existe victoria.
Adéntrate, me digo,
justo ahí
en la brecha
en lo sitiado
de la no-palabra.