Un lustro sin el novelista Pulitzer Philip Roth

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El próximo 22 de mayo se cumplirán cinco años de la muerte de Philip Roth, escritor norteamericano de ascendencia judía. Es famoso sobre todo por sus novelas, especialmente “El mal de Portnoy” y la llamada “trilogía americana”: Pastoral americana (1997, ganadora del Pulitzer), Me casé con un comunista (1998) y La mancha humana (2000).

Además de haber visto cuatro de sus obras adaptadas al cine (Pastoral Americana, Goodbye, Columbus, La mancha humana e Indignación), para que nos hagamos una idea de la importancia del autor en la narrativa norteamericana -y por ende mundial- sólo hace falta contar lo siguiente. The New York Times  pidió a doscientos escritores, críticos, editores y estudiosos de la literatura que eligiesen la mejor obra de ficción estadounidense de los veinticinco años anteriores. Citaron veintidós obras y seis de ellas eran de Roth.

Philip Roth está muy bien considerado, a pesar de que él mismo bromeaba en una autobiografía diciendo: “[El repertorio de mi padre] no ha sido nunca amplio: familia, familia, familia, Newark, Newark, Newark, judío, judío, judío. Un poco como el mío”.

Y es que gran parte de la obra de Roth exploraba principalmente el alcance de ser judío, americano, escritor y hombre. De la exploración del hombre, durante mucho tiempo le interesó en especial el deseo sexual masculino. Pero con el tiempo su obsesión por el sexo fue derivando hasta convertirse en una preocupación por el alma humana. Por eso me centraré en dos novelas que ejemplifican esos dos períodos: “El mal de Portnoy”, que le catapultó a la fama en 1969, y la última, “Némesis” (2010).

“El mal de Portnoy” es una de las novelas que muchos lectores escogen como la lectura con la que más se han divertido, y es que el texto rezuma humor por todas partes.  Nos recuerda a menudo a una película de Woody Allen, pero más rica en ejemplos de contradicciones en la vida de una familia judía.

Roth nos presenta a Alexander, un hombre tremendamente marcado por un complejo de Edipo, dominado por una madre judía con un alto concepto de sí misma. Esther es una mujer hiper vigilante, enfermizamente aprensiva, obsesionada con la limpieza y muy hipócrita en su condescendencia.

Su padre es un “hombre del frac” muy bien caracterizado, Una persona acomplejada e hipocondríaca, que padece un estreñimiento grave que se acompasa con su estrechez de miras. La familia de Alexander ha tenido siempre puestas todas las expectativas en él, en quien depositaban sus frustraciones. Desde la perspectiva de sus treinta y tres años describe su infancia, sometido a los TOCs de sus padres.

La rebeldía contra todo eso asoma bajo la forma de un terrible y desaforado onanismo, su deseo de las “shiksa” -mujeres gentiles, no judías- y la incapacidad de relacionarse con las mujeres de un modo que no sea sexual. De hecho, la tensión entre sexualidad y culpabilidad será una de las mayores fuentes del conflicto interior que vive el protagonista.

Toda esta exageración, el onanismo, la preocupación de su padre con su estreñimiento, etc. son pasto para el humor escatológico y grandes dosis de ironía.

Esta obra es un claro ejemplo de esa constante de la tragedia clásica que es el deseo de destruir al padre. Y al mismo tiempo abunda en claroscuros sobre la propia persona del protagonista. Un verdadero ajuste de cuentas con su pasado.

Algún crítico llego a decir que Roth sólo tenía una manera de contar las historias, y era de forma desafiante y con una rabiosa energía fálica. En realidad, tenía ideas bastante claras sobre lo que significaba escribir ficción y auto ficción.

Sin embargo, tanto en el ámbito académico como de autor, era una persona impaciente, inestable. Tan intransigente que tuvo un altercado con Wikipedia por el simple hecho de equivocarse en las fuentes de uno de sus libros. Su segunda mujer lo definía como un hombre controlador y misógino.

Yo pienso que eso cambia radicalmente al final de su carrera. Porque en “Némesis” se le ve más sereno y yo no he encontrado rastros de misoginia de ningún tipo.

En esa novela el autor nos muestra a unos protagonistas jóvenes -Bucky y su novia Marcia muy influidos por la mentalidad de la época, muy obedientes y responsables.

Bucky Cantor, es un joven monitor que se siente culpable por no haber ido a la guerra a causa de su mala visión, y -sin ser del todo consciente- va exponiéndose a la epidemia de polio que asola su ciudad. En ese proceso lo acompañamos en la mezcla de sentimientos que sus vivencias le causan: desde el desconcierto hasta el pánico y la ira -estados por los que todos nosotros recordaremos haber pasado en estos últimos años-.

Creo que, desde nuestro punto de vista en la actualidad, Roth peca de un cierto buenismo en esta obra. Y, sobre todo, para mí faltan algunos claroscuros en la construcción de los personajes. Yo diría incluso que el arranque de la novela parece más ensayístico que narrativo. Aun así, no falta cierta dosis de humor negro y tanto las descripciones como la narración son impecables.

Tengo que decir que cuando leí “Némesis” no sabía que fue su última novela. Ya había leído “El mal de Portnoy” y “Némesis” me parecía más bien la obra de un Roth todavía joven, de un autor no muy experto. Yo habría jurado sobre la Biblia que las había escrito a la inversa.

Cuando supe que Némesis se publicó en 2010 tuve la impresión de que su estilo se había depurado hasta reducirse a hechos e ideas: Después he encontrado críticas que me lo han confirmado: “su prosa se volvió aun más  sobria, deliberadamente práctica y no literaria”.

El propio autor confiesa: «[Antes del 2010] tenía ya la seria sospecha de haber producido mi mejor obra y si hiciera más sería inferior. Llegados a ese momento, ya no poseía la vitalidad mental o energía verbal o ni tenía el estado físico necesario para montar y sostener un gran ataque creativo de cierta duración sobre una estructura tan compleja como es la de una novela”.

En 2012 Philip Roth declaró que “Némesis” había sido su último libro. Un pósit pegado a su ordenador decía: “La lucha con la escritura se ha acabado”. En resumen, a pesar de esa evolución extraña de Philip Roth, pienso que es un autor único y que cualquier amante de la novela contemporánea debería leerlo

Paqui Bernal