Jugué a las Barbis con mis hermanas
gran parte de nuestra niñez
(y una poca de la adolescencia);
de pronto yo era Ken
o Kevin
o al que llamábamos Frank;
más tarde fui Max Steel
o algún otro superhéroe
incluso un perro o dos
de plástico;
Autor: Samuel Segura
Bestias de carne cruda
Una de esas noches la vi llegar.
Llevaba un vestido ceñido, rojo, del mismo color que su cabello rizado. Medias negras, tacones altos. Un ramo de flores amarillas.
Era el segundo día de los muertos y aquel, supuse, era su disfraz.
Funeral Blues en memoria de Mark Lanegan
Quise ser tú,
por un instante, quise
convertirme en ti.
“Pero hay batallas a las que
simplemente
debes renunciar”,
escribiste
alguna vez.
La ruta que siguen los cadáveres, por Samuel Segura
Priscila le atraía a un chingo de cabrones, entre ellos el Pelos, uno de los cabecillas del barrio. A esa edad, tendría unos veintidós años, ya andaba en camioneta y con fusca en la guantera.
Belcebú, tormentas y rockeros, por el mexicano Samuel Segura
Esta mañana no tendí la cama y permanecí
dentro
de las cobijas; pasé
horas esperando
por fin
a que el mundo explotara ahí mismo
y nosotros con él.