Instagram no sólo vale para dar rienda suelta a nuestro narcisismo y acudir periódicamente a ver los insípidos frutos. También le damos uso para compartir y descubrir nuevas voces como la del poeta Mal Calibrado, en otros foros conocido como Jaime Moreno, autor de una poesía que deja huella. Si deambuláis por Barcelona, tened cuidado que observa paciente.
No preguntéis por qué el maridaje de hoy es con “Corcobado”, del genial disco de Stan Getz, Joao Gilberto, Antonio Carlos Jobim y Astrud Gilberto en 1964. Palabras mayores.
La soledad de las masas
Hoy bajaba por las Ramblas de Barcelona
y toda la gente con la que me cruzaba
caminaba con los brazos
colgando a los lados
como si fueran cuerdas gruesas
de las que se usan
para amarrar embarcaciones.
Incluso los carteristas y los turistas
caminaban así.
Las cabezas miraban al suelo
como si no pudieran soportar
el peso de la barbilla o de la voz.
Nadie hablaba ni reía,
ni siquiera los niños.
Había mucha gente,
pero mucha,
no te puedes imaginar cuánta.
Al verlos de aquella manera sonreí,
porque soy la multitud
a la que le falta compañía
y le sobra soledad.
Papelera
Me gustaría ser una papelera
en medio de una plaza.
La gente echaría dentro de mí
todo lo que no necesitan,
lo que no quieren
o lo que les sobra:
el chicle que se ha quedado sin sabor,
una tarjeta de autobús sin viajes,
el tique viejo
de una compra de supermercado
con muchos alimentos procesados
y pocos frescos,
el panfleto de una obra de teatro
a la que nunca quisieron ir,
una mascarilla quirúrgica demasiado usada,
un pañuelo de papel cargado de ADN,
un sueño arrugado
y olvidado
en el bolsillo interior de una cazadora,
un falafel en pita a medio comer,
un cartón de vino barato
de los que te quitan la vida
a pellizcos en el estómago,
una hoja de periódico
del día que Rusia
invadió Ucrania
manchada con aceite de atún,
una bola de papel arrugado
con un poema desechado en su núcleo
apagado y frío
como un planeta sin magma.
Tú y yo somos un desperdicio.
Somos más
lo que hemos dejado de tener
que lo que aún conservamos.
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Imagen : Sofía Buxo