Cuando le conocí era un círculo , una curva , un zig zag , una sinuosa senda de esas que no llevan a ninguna parte. Cuando le conocí era un río que remonta arriba , bravío en su empuje y cristalino en sus remansos de paz.
Era una órbita , un arco , una elipse imposible de diagnosticar .
Nosotros , los otros , el resto y los demás ; éramos aspirantes estudiantes de líneas rectas , rectangulares , discípulos rebeldes de una secta tramada y trazada con guiones Establecidos .
Nosotros siempre supimos dónde ir aún pareciendo perdidos ; él sin embargo siempre estuvo perdido aunque a veces sabía dónde ir .
Éramos sus secantes y él …
Una espiral , un hermoso e insultante signo de interrogación .
Era un volcán latente , un dormido temblor , un océano calmo que da señales de tormenta .
Era un clamor recóndito . Una duda incesante , una inquietud desbordante y contagiosa .
Los demás siempre tuvimos puesto el arnés de la razonabilidad , la doble red de la seguridad ante nuestros furibundos saltos de juventud .
Siempre fuimos , pero con el billete de vuelta en la mochila .
Ciertamente y a veces , también fuimos curvas , y cóncavos ; también fuimos convexos .
Conversos con besos , solía decir cuando le dábamos la espalda a la mañana y vivíamos solo envueltos de estrellas y nocturnas correrías , cual Camada de lobos camaradas .
Pero nuestras “S”siempre fueron tomadas con los límites precisos de la escuadra y el cartabón . El , impetuoso y abocado se saltaba los guarda raíles , ignoraba las señales acústicas de los bordes del abismo y se adentraba solo , sin agua , en su propio desierto de sensaciones sin control . Siempre al límite , siempre en búsqueda y captura de sí mismo .
Volvía enriquecido o enloquecido y nosotros , su hermandad , lo cuidábamos, lo protegíamos de sí mismo hasta que recuperase el juicio y vigor necesario para unirse de nuevo a nuestras correrías como cachorros de barrio .
Era una curva
Un pliegue .
Siempre desigual y laberíntico
Fugaz , mágico y a veces maravilloso .
El tiempo pasó para todos , incluso para él .
Nos volvimos gruesos trazos y llenamos nuestras vidas de contrafuertes , de anclas ,de refugios .
El siguió allí , a la intemperie , calado bajo los aguaceros y curtido al sol de los estíos .
Siguió siendo un círculo mientras nosotros nos convertimos en una gráfica de lo que debíamos ser y se esperaba de nosotros.
Nos vemos de vez en cuando. Recordamos los viejos tiempos y reímos . Le miro mientras se aleja : unas veces rápido ,otras torpemente lento y cansado.
Siento compasión pero no se lo digo ni me permito ser traicionado por ningún gesto o mirada delatora.
Siento conmiseración, hartazgo e incluso pena.
Pero no sé muy bien si de él , de mí , de nosotros o de todos aquellos que para él siempre seremos el resto.