Lew Archer y Paul Newman, dos grandes frente a frente. La novela negra más dura y elegante

Ross MacDonald (1) (pseudónimo de Kenneth Millar) empezó a escribir a la sombra de Margaret Millar, su esposa y una de las damas negras del noir, género en el que había cosechado numerosos éxitos. (2)

Forma junto a Dashiell Hammett y Raymond Chandler la trinidad de la literatura negra americana (3). Hammett más crudo y directo, Marlowe más cortante y  abiertamente complicado; MacDonald va cincelando a un Archer más narrador que protagonista, mostrando una coraza tan dura, pero más vaporosa a los problemas personales, como la de sus predecesores.

MacDonald acabaría por escribir 18 novelas, desde los 40 hasta los 70, y por crear un detective que va madurando y envejeciendo con el escritor, hasta conformar uno de los personajes más reconocibles de la historia de la novela negra: Lew Archer (4), que llevaría al cine Paul Newman con el personaje de Harper detective (5)

El blanco móvil fue adaptado, en 1966, para el cine por uno de los mejores guionistas de Hollywood, William Goldman. Este fue su primer guion y consiguió con él el Premio Edgar, lo que le abrió la puerta para escribir otros grandes guiones, entre ellos Dos hombres y un destino –también con Newman- por el que obtuvo su primer Óscar.

Macdonald es la etiqueta y el frac, después de una noche de perros, hechos novela negra; para mi gusto es el escritor más elegante, culto (6) y lírico (7) sin renunciar a la crudeza ni pecar de sensiblería, que en el este género es letal: pluma de seda para un género de acero.

Lew Archer es un antiguo policía,  en la segunda guerra mundial sirvió en inteligencia militar, que dejó el oficio cansado de la corrupción para hacerse detective, y que tiene muy asumido que el mal (8), verdadera piedra angular de todas sus obras, es un juego de grisesque radica en todas y cada una de las personas.

El blanco móvil (The moving target) es la primera de las novelas de Archer y la adaptación al cine de la primera de las películas de Harper detective privado, que sirvió para relanzar a un supersticioso Paul Newman que venía de un par de fracasos taquilleros. De hecho, se cambió el nombre de Archer por Harper en la película por petición expresa del actor, debido a que sus mejores éxitos habían sido en películas en los que su nombre del personaje empezaba por la letra “H” (9).  

Las novelas de Archer se ambientan en la ficticia pero fácilmente identificable Santa Teresa (10), trasunto de Santa Bárbara; Playas blancas, carreteras de costa, mansiones señoriales decoradas al estilo español, piscinas y bungalows de diseño, locales de copas y bares de carretera van a servir de escenario a este detective escéptico y cáustico, un buen tipo a su manera…(11) al que le toca lidiar con una sociedad recién salida de la segunda guerra mundial y con todo lo que ello supone: nuevos y dudosos ricos  a los que a mucha gente no importaría ver muertos; héroes de guerra desubicados en la sociedad civil; actrices entradas en años que no encuentran su sitio en Hollywood; mujeres ricas a las que no les desagradaría ser viudas aún muy ricas; cantantes desubicadas con atractivo reptiliano; hampones y buscavidas de desigual empaque físico e intelectual y demás fauna… todos y todas en busca de su lugar en la selva.

Archer no es un arquetipo, héroe o antihéroe a la manera de Hammett o Chandler. Es un hombre bregado y cansado del mundo a sus 35 años. Ex policía (12), veterano de guerra, duro, cínico, egoísta, descreído, algo filósofo (13), algo desastrado,  a veces compasivo. No desdeña una buena fiesta, pero ya más como encajador que como pegador, como parte de su día en la oficina. Newman recoge estos caracteres en la película, adaptado a los años 50- 60 con su descapotable, su estética y una juventud cada vez más desarraigada de la América postbélica.

Se sabe atractivo, pero no es un mujeriego al uso porque está en pleno divorcio de su mujer, Sue, a la que se empeña en seguir queriendo. En la película incide más en la relación con su mujer apenas insinuada en la novela (14); una hermosa, en su madurez, Janeth Leigh encarna al personaje al que el detective recurre como egoísta paño de lágrimas cuando las cosas se tuercen.

La virtud literaria de Macdonald radica en la capacidad de auscultar personajes de Archer, de descubrir y sacar a la luz las personalidades del resto de personajes de la trama de sus novelas, estas sí más arquetípicas y subrayadas: la inestable y caprichosa Miranda (Pamela Tiffin en la película), la gélida y sarcástica señora Sampson ( Lauren Bacall), el atractivo y falaz Alan Targett (Robert Wagner)…

Si no han leído a MacDonald están de enhorabuena. Si no han visto Harper también. Una novela dura muy bien adaptada al cine. Con un Paul Newman quizá pelín sobrado de autosuficiencia que en algunas escenas le hace irritante, y con un elenco de actrices de primer orden que secundan a Paul Newman y a las que quizá se podría haber sacado un poco más de partido. Lauren Bacall es cierto que pierde en color, pero está impecable en su registro.

La novela es soberbia y más dura que la película porque en ella no caben las concesiones, pero su traducción al lenguaje de Hollywood y al espíritu de la época no defrauda.

Disfruten y juzguen sin compasión de un grande como Ross MacDonald. Como  Archer no engaña a nadie:

¿Juzga usted a la gente?

A todo el que conozco…la mayor parte de mi trabajo consiste en observar a la gente y en juzgarla.

¿Y encuentra usted el mal en todo el mundo?

Justamente. O me estoy volviendo más intransigente o la gente va de mal en peor.

  1. Comenzó como “John Macdonald”, primer y segundo nombre de su padre. Posteriormente, para distinguirse del también escritor John D. MacDonald, toma el alias de ‘John Ross Macdonald’, que finalmente adopta la expresión de ‘Ross Macdonald’, nombre con el que se da a conocer internacionalmente.
  2. Margaret Millar, licenciada en lenguas clásicas y con un estilo también muy pulcro y refinado. Su libro Beast in View ganó el premio Edgar en 1955. 
  3. En el momento de su fallecimiento, en 1983, el New York Times no le regatea elogios, ubicándolo entre los autores de ficción criminal más respetados en Estados Unidos. William Goldman, conocido principalmente por su novela “La princesa prometida”, califica sus relatos sobre el inspector Lew Archer como “la mejor serie de ficción de detectives jamás escrita por un americano”.
  4. El apelativo de Lew Archer rinde homenaje a Dashiell Hammett y al autor de Ben-Hur, Lew Wallace; Miles Archer es el nombre del socio asesinado de Sam Spade en “El halcón maltés”.
  5. Nueve años después de la primera entrega de Harper, Paul Newman repetiría el personaje, curiosamente acompañado por su mujer en la vida real, Joanne Woodward.
  6. Macdonald, doctorado por la Universidad de Michigan con una tesis sobre Coleridge, deja en sus novelas miguitas de su cultura; en El blanco móvil se menciona al xilografista japonés Kuniyoshi a Kierkegaard. Un repaso por el jazz clásico y la cultura más popular: el organista Fats Waller,la dama del swing Mary Lou Williams o el trompetista Red Nichols, así como las discográficas clásicas de Decca Records, Blue Notes.
  7. Ross Macdonald utiliza un lenguaje muy elaborado y rico en sus descripciones rico en sus descripciones:“Antes de que cruzáramos el valle, el rojo sol se había sumergido detrás de las nubes. Los umbríos campos estaban vacíos… los campesinos…. Apretados como ganado en los cimbreantes furgones de los camiones, permanecían en paciente silencio, hombres, mujeres y niños, a la espera del alimento y del sueño y de la próxima salida del sol”.Raymond Chandler se burlaba de su “pretensión” de fraseo en y desdeñaba la profundidad de la “emoción animal natural”. Chandler le recriminaba su barroquismo en el uso del lenguaje; que describiera, por ejemplo, el óxido de un coche como “acné de óxido”… Más generoso fue Anthony Boucher de The New York Times Book Review, quien la etiquetó como “la novela más humana e inquietante de la escuela dura en muchos años”
  8. “Empezaré por el principio. Cuando entré en la policía en 1935, creía que el mal era una cualidad con la que algunos habían nacido, como un labio leporino… Pero el mal no es algo tan simple. Todo el mundo lo lleva dentro de sí, que éste salga a la luz depende de una serie de circunstancias. Entorno, oportunidad, presiones económicas, una pizca de mala suerte, un mal amigo.”.
  9. Cuando Paul Newman leyó el guion, aceptó inmediatamente interpretar a Lew Archer, aunque pidió que se le cambiara el apellido por uno que empezará por H. El motivo era que las últimas películas de Newman habían sido un fracaso, al contrario que tres de ellas cuyos títulos comenzaban por esa letra: The Hustler, Hemingway´s adventures of a young man y Hud.
  10. Sue Grafton homenajea a Mcdonald situando Santa Teresa como escenario de sus novelas protagonizadas por la investigadora privada Kinsey Millhone y su ya clásica serie de novelas “misterios del alfabeto”.
  11. …Yo era un buen tipo, después de todo. Compañero de la dureza, de lo mordaz, casos difíciles, marcas fáciles; ojo privado en el ojo de la cerradura de dormitorios ilícitos; informante de los celos, rata detrás de las paredes, revólver contratado por cualquiera a cincuenta dólares por día; pero un buen tipo, después de todo.”.
  12. Lew Archer rara vez habla de sí mismo. Su pasado fragmentario se rastrea en las novelas a través de comentarios sueltos en los diálogos con otros personajes. En El blanco móvil: The Moving Target se coteja que recibió su entrenamiento con el Departamento de Policía de Long Beach, California, pero se marchó (el propio Archer dice que fue “despedido”) hastiado de ser testigo de demasiada corrupción.
  13.  “ Bert hablaba, hace un minuto, de Kierkeggard. Citó algo sobre la inocencia. La inocencia es como estar al borde de un profundo abismo. Es imposible mirar hacia el abismo sin perderla. Una vez que se ha mirado, se es culpable. Bert dijo que él miró (…)”.
  14. Me desvestí y me metí en la cama sin mirar la cama gemela vacía del otro lado del cuarto. De algún modo era un alivio no tener que explicarle a alguien lo que uno había estado haciendo durante todo el día.”.