As bestas o la fuerza de las mujeres

Sorogoyen nos va introduciendo en esa densa y brumosa historia de rivalidad, odio y muerte. No hay maniqueísmo en las posturas. Por un lado, la aldea ideal, donde Ménochet y Föis cultivan productos ecológicos y sueñan con restaurar casas abandonadas para una utópica repoblación. Por otro, es también el espacio para ensañarse y vengar las frustraciones locales, una vida de desgracia, de mierda, como le escupe Luis Zahera a Menochet en uno de los diálogos trascendentes de la película, al confesarle que su paraíso se llama conducir un taxi a medias con su hermano en Orense.

Pacifiction o el último paraíso

Aclamada por la crítica, Pacifiction, de Albert Serra, compitió a la Palma de Oro en el pasado festival de Cannes. La última película del director catalán narra la aventura singular de un alto representante del estado francés, magistralmente interpretado por Benoît Magimel y de su deambular por el paraíso como un incierto abogado conciliador entre…

El amor humano de Federico

Cuesta admitir, con el hígado y todas las neuronas, que un ser no pueda expresar su íntimo desahogo con la vida y el mundo. Que unos pocos, esos que acusan y llevan a la hoguera del menosprecio, de la burla interesada, de la autoafirmación de una masculinidad de caverna, puedan silenciar de golpe el derecho a ser distinto y bueno y noble y sagrado. Por eso, hoy recuerdo ese verso de Federico, que la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.