despertarse sobre las once, hacer el café, estar algo activo,
leer absolutamente todo otra vez sobre el mercado de fichajes,
fumar despacio, limpiar la casa, empezar a emborracharme ya,
pensar sobre el set-list y el sombrero que utilizaré al ir a buscarte.
tostarme indignamente, obviar mi hiperactividad, leer un rato,
revisar el mail, las ofertas de trabajo y los amores rendidos,
almorzar más tarde o deshidratarme o condenar ya el día entero,
salir de casa como un toro a la plaza y deshacerme de mí mismo.
recibir la tarde como un regalo descarado y sin importancia,
estar borracho ya, estar contento así, como el que nada espera,
retomar el libro, buscar la sombra, escribir sobre antiguos males,
cantar y cocinar, hacer el amor, reír y postergar la cena,
sentir que vuelvo a rodearme del amor en el rincón más último
y, ya en la cama, admitir: esto es ser feliz, quien lo probó lo sabe.