tantos siglos de literatura para esto

despertarse sobre las once, hacer el café, estar algo activo,

leer absolutamente todo otra vez sobre el mercado de fichajes,

fumar despacio, limpiar la casa, empezar a emborracharme ya,

pensar sobre el set-list y el sombrero que utilizaré al ir a buscarte.

tostarme indignamente, obviar mi hiperactividad, leer un rato,

revisar el mail, las ofertas de trabajo y los amores rendidos,

almorzar más tarde o deshidratarme o condenar ya el día entero,

salir de casa como un toro a la plaza y deshacerme de mí mismo.

recibir la tarde como un regalo descarado y sin importancia,

estar borracho ya, estar contento así, como el que nada espera,

retomar el libro, buscar la sombra, escribir sobre antiguos males,

cantar y cocinar, hacer el amor, reír y postergar la cena,

sentir que vuelvo a rodearme del amor en el rincón más último

y, ya en la cama, admitir: esto es ser feliz, quien lo probó lo sabe.

Marc J. Mellado