he salido con la copa
al balcón a observar la pura inactividad
de todos aquellos pájaros que, durante
esta vasta tormenta, renuncian a su vuelo
-casi me obligo a pensarlo-,
por mera supervivencia.
Autor: Marc J. Mellado
ya tengo los restos de otra tarde
a mi disposición,
listos para presenciar
el último intento de resurgir
del silencio y del olvido
“Pero después del amor, de la rutina,
la propiedad privada y el verano,
la realidad regresa
inconformista”.
Rosa Berbel
una de las cosas que más me gusta hacer
es pensar sobre lo que voy a hacer. luego, en plena
acción sobre ese escenario baldío
que es ya la tarde, recuerdo rabioso el momento
en que me encontraba previamente,
vamos al revés: mientras el mundo trata de sobrevivir aprendiendo a aferrarse a cada momento, aquí, desde el […]
lo primero que perdí
fue la tarde; empecé a repartir
tarjetas y paquetes
demasiado pronto,
pero me propuse recuperarla,
iluso y ya cansado, para el último
año de carrera
tengo la boca llena de saltamontes.
es una sensación
algo desagradable: luchan por salir,
algunos lo consiguen,
escándalo en la ciudad:
otro día más desperdiciado.
la vida avanza como el agua
cayendo en los ojos
“Temos, todos que vivemos, uma vida que é vivida e outra que é pensada, e a única vida […]
a veces me sorprendo esperando
a que respires
y al fin lo haces
y empiezo a observarme
aguardando la próxima vez
esa terca balada de tus pulmones
cansados
si fuera un poeta de verdad
escribiría como Janés, Ferrater
o Papasseit, rebeldes y jóvenes,
hechos de tardes, vértigo
e inacabables historias…
…y con los años
nos desacostumbraremos
a la paciencia,
a la prisa, a la fiesta
de las tardes de hojas cayendo…
una de las cosas que echo de menos
de la vida de antes es pasear
de noche por Barcelona. nos encontrábamos
a la salida del trabajo a eso de las diez,
detrás de la Diagonal,
tomábamos algo y debatíamos
sobre la cena. no era raro
que nadie ganase el debate,
pero el día de los dos acababa
de empezar y la noche siempre
continuaba. ..
de tu agenda
arranqué hasta mi apellido,
pero seguías ignorándolo.
cuando sea el momento,
decías, tendrás que admitirlo;
la vida la hacen ciertas
tardes en las que ocurren
los hechos más improbables.
en aquélla, se acercaba
el silencio desde muy pronto,
cada vez más incisivo
hasta la orilla,