17 segundos. Las cortinas del hogar
Abandonar la razón, el ventrículo derecho, las pestañas húmedas de hiel. Pronunciar los nombres, las demoras, los afectos. Ladrar seis veces perdiendo los miembros, la retina, los rizos, la médula, un gemido, la fe.
Fosilizar(se) en dolores
perlitas de caviar líquido
vértigo, cráteres
gangrena, jaulas
inviernos temblorosos
carmines cuarteados.
Ser noviembre en este aullido
vaho en las antorchas
odio en el vacío.
Aturdimiento, herrumbre
metástasis, plagas
escozor, asedio
y alquimia
y miedo
y llanto
y frío
y tiempo.
Morir.
Morir(me).
Y volver a tener prisa.
¿Volverán a detenerse los trenes?
Sin fronteras, sin cuarteles. Versos extraviados y husos con misterios. La enfermedad en el aliento. El deseo tras las uñas. (Des)velando atriles, cabellos. Sin corcheas, sin ferias. Humillando arterias en las suturas del útero. Atragantando la conciencia en las migajas del desorden. Rugiendo en el (des)hielo.
Y las espinas
brotando en las
cavernas del mar.
Y la tinta de los zánganos
retorciéndo(se) en
columnas de salitre.
Y la maldita primavera. Y el paladar de los jardines. Y los pulmones deshechos. Y las poetas amnióticas. Y este desaparecer sin niebla. Y las paredes huecas. Y el delirio. Y la belleza. Y las heridas. Y las hélices. Y la fertilidad. Y la sangre.
Y los retratos: inestables.
Y las libélulas: perversas.
Y los rituales: cíclicos.
Y un pintalabios en las sábanas.
Y aquel cumpleaños con gaviotas.
Y la palidez de estas ojeras can-sa-das.
Imágenes : Zdzisław Beksiński