What if…? Discos Imposibles

Disco de vinilo, discos de pop y rock What if... Amor por la música y onanismo mitómano, no cambiaremos nunca

Marvel, en 1977, lanza los cómics de What if…?, una serie no canónica en la que se exploran diferentes hipótesis e historias alternativas. Inspirándonos en ello nos hemos puesto a soñar. Cinco discos que nunca vieron la luz por diversas razones y que quizás habrían cambiado la historia de la música. O no. Nunca lo sabremos. Pero a veces es hermoso crear mundos paralelos. Y dejar que la música los acompañe

What If…?

Tras el aclamado Pet Sounds, donde Brian Wilson destapó el tarro de las esencias, se enfrenta a la difícil tarea de superarse a sí mismo. En septiembre de 1966, mientras The Beach Boys se encuentran de gira por Europa, Brian comienza con las sesiones de Dumb Angel (luego llamado Smile). Un periodo de casi dos años donde trabajó sin descanso y que, día a día, va aumentando en su ambición. Para las letras recurre a la ayuda de  Van Dyke Parks, con el que escribe la mayoría de los temas. No es un proceso sencillo, ya que Brian Wilson empieza a mostrar claros signos de fatiga mental, todo ello acentuado por el consumo de sustancias alucinógenas como el LSD y un distanciamiento evidente con el resto de los miembros de la banda. Como Sísifo, siente el peso del álbum a sus espaldas, con la sensación de nunca poder alcanzar la cima. Aquí surge la figura de Jack Nitzsche, mano derecha de Phil Spector, y que ya había colaborado con The Beach Boys. Jack fue a casa de Brian y, tras una larga conversación con el cantante, que le recibió dentro de la piscina, donde se sentía más seguro de posibles ataques, le convenció para que éste se trasladara a su casa/estudio en Carmel by the Sea. Qué argumentos utilizó para lograr su propósito nunca fueron desvelados por ninguno de los dos. Quizás, al igual que su jefe Phil Spector, se ayudó de un revolver. O quizás Brian sólo necesitaba ser escuchado.

 Fueron tres meses donde el dúo dio forma a los cientos de grabaciones, logrando darle el sentido que Brian había perdido a lo largo del trayecto. No menos importante fue la contribución del arreglista y productor musical a la hora de volver a tender los puentes despedazados entre Brian y el resto de la banda.

 El 15 de abril de 1967 sale a la luz Smile. Un recorrido en tres movimientos a través de Estados Unidos al ritmo de canciones de pop psicodélico y experimental que sorprendieron a público y crítica. Gracias al single Good Vibrations se convirtió en un éxito de ventas, pero tendrían que pasar muchos años para que el valor artístico del álbum adquiriera su verdadera dimensión. Hoy en día es considerado uno de los discos más influyentes de la historia de la música popular. Junto a SgtPepper’s Lonely Hearts Club Band llevaron la producción musical a cotas hasta entonces desconocidas.

Pregúntenme en unos años (…) no sé si estamos ante una obra maestra o fuegos de artificio”. Ralph J. Gleason (Rolling Stone) 18 Abril 1967

Una obra maestra”.  Ralph J. Gleason (Rolling Stone) 5 Mayo 1972

Realidad:

 Un cúmulo de circunstancias fue el responsable de que el álbum Smile no saliera a la luz. Las desavenencias internas del grupo respecto al proyecto unido a las batallas legales que les enfrentó a Capitol Records más la imposibilidad de conseguir en el estudio de grabación, debido a las limitaciones de la época, lo que Brian Wilson tenía en la cabeza fueron clave en su hundimiento. Si a todo ello le unimos la bajada a los infiernos del joven compositor, debido al consumo desmedido de drogas y la aparición de diversos problemas mentales, tenemos como resultado un cóctel molotov listo para explotar. Definir el porcentaje de culpa de los componentes de esta bomba es tarea imposible. Y, a estas alturas, intrascendente.

 Que Brian, aún inmerso en la producción de Smile, escuchara en el coche Strawberry Fields Forever no ayudó a la causa. Dicen que al oírla dijo “Lo hicieron ya (…) Lo que yo quería hacer con Smile, ¿tal vez sea demasiado tarde?”. Poco después llegó la cancelación.

 En el año 2011 se publicó, rescatando grabaciones originales, The Smile Sessions. En él podemos encontrar los retazos de lo que podría haber sido la sinfonía adolescente para Dios que Brian Wilson pretendió en su concepción inicial. Desafortunadamente, el álbum inédito más legendario de la música ya sólo vive en la cabeza de su creador.

What If…?

  Jim Morrison, tras su milagrosa recuperación en el Hospital Americano de París, regresa a Los Ángeles con la maleta llena de nuevas canciones. El resto de The Doors lleva trabajando varios meses en diferentes temas instrumentales, en busca de nuevos sonidos. Una vez reunidos se encierran en una pequeña casa de Laurel Canyon donde ensayan hasta la extenuación hasta conseguir ordenar y encajar las diferentes piezas. Con el puzzle finalizado, llega el momento de entrar a los Elektra Record Studios para grabar lo que será el siguiente y último disco de la banda. Un álbum doble conceptual con una primera parte muy oscura y una segunda donde por vez primera  permiten que un rayo de esperanza ilumine las melodías. Para este nuevo proyecto  vuelven a contar con su antiguo productor, Paul Allen Rothchild, que en el disco anterior, LA Woman, abandonó al entrar en conflicto con The Doors por la dirección musical que estos habían decidido tomar. “El periodo de grabación fue como la seda. Sin contratiempos ni peleas. Fue un pequeño milagro…aún hoy no me lo explico” contaría John Densmore en sus memorias.

 Paris Lullaby´s vio la luz el 11 de enero de 1972. Nos encontramos a un Jim Morrison mucho más vulnerable, regalando algunas de sus interpretaciones más memorables, como en la delicada Awake o The Hitchhiker, una canción que ya forma parte de nuestro imaginario popular. Los teclados de Ray Manzarek ejercen de maestro de ceremonia, evitando virtuosismos innecesarios y dejando que los sonidos de su Gibson G-101, acompañados por las cajas de John Densmore, marquen el camino a seguir. Y qué decir de Robby Krieger. A pesar de que la guitarra no es lo primero que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de The Doors, estamos ante una masterclass de cómo exprimir su SG (conectada a un Fender Twin Reverb). En sus acordes escuchamos los ecos de John Coltrane, Ravi Shankar o Elmore James, dotando las poesías de Morrison de una fuerza de otros tiempos con sus míticos slides. Un disco que supuso un broche de oro a una de las mejores bandas de rock que jamás hay pisado un escenario.

 “Nunca vi a Jim Morrison como un verdadero poeta, no al menos al nivel de Baudelaire, Villon o Rimbaud. Con este disco he empezado a dudar. Un disco para la posteridad (…) establecerá los estándares del rock´n´roll durante mucho tiempo”. Lester Bangs (Rolling Stone) 13 enero 1972

Realidad:

 El 3 de julio de 1971, en la ciudad de París, el cuerpo de Jim Morrison fue encontrado sin vida en el apartamento donde vivía con su pareja Pamela Courson. El parte médico registró muerte por fallo cardiaco agravado por el abuso del alcohol, pero al no evidenciarse signos de violencia nunca se realizó una autopsia. Esto dejó vía libre a numerosas teorías, suicidio, sobredosis, asesinato e, incluso, se llegó a especular que realmente nunca murió, sino que fue todo parte de una puesta en escena para “desaparecer hacia alguna parte de este planeta”, como alguna vez declaró su compañero Ray Manzarek.

Marianne Faithfull tiene otra versión. Tras acabar su romance con Mick Jagger, la joven se refugió en las drogas. De ahí vino su relación con el traficante de las estrellas Jean de Breiteuil. Marianne afirma que Jean, encontrándose en París, realizó una visita al apartamento de Jim Morrison y “lo mató de manera accidental” a causa de una sobredosis. Por otro lado, Danny Sugerman, viejo amigo y socio de Jim, asegura que la propia Pamela Courson le confirmó que ella fue la que le inyectó la dosis que le mató.

 Pasara lo que pasara, lo único que sabemos es que el Lizard King reposa en el cementerio de Pere-Lachaise. Y siempre que nos encontremos en la Ciudad de las Luz acudiremos a mostrarle nuestros respetos.

What If…?

 El domingo 8 de febrero de 1981 un impresionante y ecléctico grupo de artistas se reunieron en el Madison Square Garden, en la ciudad de Nueva York. El motivo: acompañar y celebrar a The Beatles en un concierto benéfico donde el cuarteto inglés demostró, por última vez, su grandeza.  La reunión nunca hubiera sido posible sin la intervención del Secretario General de las Naciones Unidas, Kurt Waldheim, que convenció a la antigua banda para un último show. Su finalidad, recaudar fondos para paliar las terribles hambrunas que asolaban numerosos países. “Fue un disparo al aire, nunca soñé que daría en el centro de la diana” dijo en la presentación del evento.

 Durante más de tres horas repasaron su carrera discográfica ante un público totalmente entregado. Bob Dylan, Mick Jagger y Keith Richards, Stevie Wonder, Aretha Franklin, Kate Bush, Elton John, Michael Jackson, Neil Young, Bing Crosby, Bono, Sting, Bruce Springsteen, Van Morrison, Freddy Mercury, Etta James o Chuck Berry fueron algunos de los que compartieron escenario con la banda de Liverpool.  Una experiencia inolvidable que se editaría un mes después en un triple álbum, Live at the Garden, y el estreno de una película/documental dirigida por Martin Scorsese.

 La cita regaló momentos mágicos que siempre estarán en nuestras retinas, como la despedida a ritmo del Come Together (con todos los artistas invitados en los coros), el Back in the U.S.S.R.  junto a The Rolling Stones o la presentación de Reverend Brown, tema original que compusieron para la cita y que se ha convertido en un himno generacional.

 “El álbum es un momento fundamental del la historia del rock y un testimonio apropiado para un conjunto de clásicos tan familiares que las melodías, las imágenes e incluso los giros han entrado en nuestro lenguaje común (…) *****”.  Stephen Holden (New York Times)  9 febrero 1981

Realidad:

  El 8 de diciembre de 1980, John Lennon y Yoko Ono regresan al Dakota, el apartamento de New York donde vivían, de una sesión de grabación en los Record Plant Studios con motivo del próximo álbum de Yoko. Bajan de la limusina. Mark David Chapman espera su llegada. El mismo que horas antes había pedido en el mismo lugar un autógrafo a John. Yoko se adelanta y el joven psicótico, con su copia de El Guardián entre el centeno modificado en sus neuronas, la saluda con un amable Hola. No es el objetivo. Cuando John Lennon pasa a su lado, Chapman le dispara cinco veces. Cuatro impactan en su espalda y una en el hombro izquierdo. No mucho después, en el Hospital Roosevelt, el doctor Stephen Lynn, jefe del servicio de Urgencias, certifica su defunción.

What If…?

 “Salir por aquella puerta que parecía destinada a estar cerrada de por vida fue la mejor decisión de mi vida (…) bueno, la segunda. La primera fue ser padre”. Así explicó Kurt Cobain el momento en que finalmente decidió salir de su casa destino a Athens (Georgia), al encuentro de su amigo, confidente y mentor Michael Stipe.

 Permanecen en la casa colonial de Stipe durante un mes, donde éste, al igual que David Bowie con Iggy Pop al final de los años setenta en Berlín, acoge a Kurt bajo sus alas mientras, poco a poco, dan forma a su ansiado proyecto. Largas noches donde ambos se fusionanaron en un febril proceso creativo que da como resultado nueve canciones, escritas conjuntamente, más una versión de Hey, That’s No Way to Say Goodbye, de Leonard Cohen. Las grabaciones originales de estas sesiones nunca han salido a la luz, pero los pocos que fueron testigos de alguna de aquellas míticas veladas hablan de “los momentos más mágicos que he contemplado en mi larga carrera se dieron en aquel pequeño salón…” (Fred Schneider II,  vocalista y teclista de B-52´s).

Michael Stipe se pone en contacto con el productor musical local John Keane, que al escuchar las maquetas deja todo en un segundo plano y se compromete a producir el álbum en su estudio. La intención de ambos es mantener el espíritu melancólico pero no exento de luz de las canciones, optando, tras la sugerencia de Keane, por utilizar unos fondos electrónicos para los cuales deciden llamar al neoyorkino Moby, que accede entusiasmado. Varios músicos pasaron por el estudio. Mike Mills, Peter Buck y Dave Grohl aparecen en los créditos de seis de los temas y Neil Young en la penúltima pista, Down to the Ashes.

El 17 noviembre 1994 sale a la venta Shortcut A Trip to Nowhere, una obra celebrada por público y crítica. Exquisita y personal, donde las voces de ambos transmiten une marejada de sentimientos a los que no sabíamos cómo llegar en un álbum oscuro e hipnótico pero profundamente romántico. Las canciones te prenden el corazón desde el primer verso y ya no lo dejan escapar hasta que suena la última estrofa.                                                                                                                            

Your eyes are soft with sorrow
Hey, that’s no way to say goodbye

 “Si sólo pudiera escuchar un disco antes de morir sin duda éste sería el elegido” Paco Pérez- Bryan (Radio3-Programa De 4 a 3)

Realidad:

El 5 de marzo de 1994, en plena gira europea de Nirvana, Kurt Cobain está a punto de morir a causa de una ingesta desmedida de somníferos. Este hecho supuso la cancelación del tour. El dieciocho del mismo mes, Cobain se encierra en su casa debido a una fuerte depresión y la adicción a la heroína. Su mujer, Courtney Love, temiéndose lo peor, llama al 911, evitando, con la llegada de la policía, el posible intento de suicidio. Le convencen/obligan a entrar en un centro de desintoxicación de Los Ángeles. Desgraciadamente al tercer día escapa y regresa de nuevo a Seattle, al 171 Lake de Washington. Nada más se sabe de él hasta que el 8 de abril de 1994 un operario acude a su casa para instalar un sistema de seguridad y se encuentra el cuerpo del cantante. Se había disparado con una escopeta tres días antes. Al oír la noticia en nuestros dormitorios no pudimos evitar llorar. Se había marchado uno de los nuestros.

 “Hice eso para tratar de salvar su vida. La colaboración fue una excusa para tenderle una mano a este hombre. Estaba en un lugar muy malo. Construí un proyecto para tratar de alegrar el estado de ánimo de Kurt. Le envié un billete de avión y un conductor, y él clavó el billete de avión en la pared del dormitorio y el conductor estuvo en la puerta de su casa durante diez horas. Kurt no salía y no contestaba al teléfono”. Michael Stipe.

El intento de  Michael Stipe por salvar la vida de Kurt Cobain fue la inspiración para el tema Let Me In (incluida en Monster, el noveno album de R.E.M.)

What If…?

 Una vez finalizada su accidentada gira, donde estuvieron a punto de abandonar por las continuas peleas de Liam y Noel, la banda se toma un año sabático. El punto de inflexión se produce cuando Gem Archer decide abandonar el grupo y Noel logra convencer a Bonehead para que regrese con ellos. “Paul ha regresado a The Beatles” dijo Liam. Con las pilar cargadas y la ilusión del reencuentro, deciden volver al mítico estudio Rockfield de Gales, donde grabaron Morning Glory, en busca de los intangibles que hicieron de Oasis una de las bandas más grandes del planeta.

 Las viejas costumbres nunca mueren, y la grabación del nuevo álbum pasa a la historia como una de las más accidentadas que se recuerdan. Borracheras, peleas y visitas al hospital se entremezclan mientras los chicos de Manchester, junto al productor galés Owen Morris, dan forma al que finalmente acabaría siendo su último trabajo. No hubo ni presentación ni gira del mismo. Sólo un par de huesos rotos y un puñado de canciones para la posteridad.

 El 6 de mayo de 2011 llega a tiendas físicas y virtuales Back to the Stars, convirtiéndose en el tercer disco más vendido de la historia del Reino Unido, sólo detrás de los Greatest Hits de Queen y Abba.

  All to Pot, Eye Candy y la canción que da título al álbum, Back to the Stars, son, sin lugas a dudas, tres de las mejores canciones creadas por Oasis. Una lástima no haber tenido la oportunidad de escucharlas en directo.

Los hermanos Gallagher nunca estuvieron tan cerca de sus ídolos (…)  Back to the Stars, a pesar de sus limitaciones, es ya parte de nuestra cultura popular”. Paul du Noyer (Mojo) 7 mayo de 2011

Realidad:

28 de agosto de 2009. El público que ha acudido al festival de rock de Seine, Paris, corea el nombre de la banda con fervor. Quedan pocos minutos para el inicio del concierto. Esos cánticos, sin embargo, no llegan al camerino de los hermanos Gallagher. Allí sólo se escuchan sus gritos. Algo habitual. Liam agarró la guitarra de Noel, amenazándole cual Leatherface con su sierra mecánica. Esta vez la disputa no se queda en una nueva anécdota. Se cancela el concierto, la gira y Noel, en caliente, lanza esta declaración:

“Con un poco de tristeza y gran alivio digo que dejé Oasis esta noche (…) Simplemente no podría seguir trabajando con Liam un solo día más”.

Y así hasta hoy. Sin Oasis en el desierto.