aquella ciudad

Barcelona torre Agbar, aquella ciudad, poema de Marc J. Mellado
Foto: Marc J. Mellado

una de las cosas que echo de menos
de la vida de antes es pasear
de noche por Barcelona. nos encontrábamos
a la salida del trabajo a eso de las diez,
detrás de la Diagonal,
tomábamos algo y debatíamos
sobre la cena. no era raro
que nadie ganase el debate,
pero el día de los dos acababa
de empezar y la noche siempre
continuaba. recorríamos la Travessera
de les Corts hasta la Riera Blanca, mientras
diseccionábamos nuestros asuntos,
antiguos o actuales,
vanos o importantes:
parábamos a escuchar el canto
de las aves nocturnas que habitan
el Camp Nou; poníamos
en el móvil las canciones
que habíamos descubierto
esa semana; nos sentábamos a fumar
frente al Picadero o tratábamos
de apañar la última lata de Estrella
“dentro del horario”, antes
de desembocar en Martí i Julià. al llegar al mercado
de Collblanc, poníamos todo nuestro empeño
en rematar el ansiado apaño
y, con éxito o sin él, nos esperaba una renovada Progrés
hasta Mas, para bajar hasta la parada
de metro de la Torrassa y empezar
el último tramo del viaje.
llegábamos a casa algo cansados,
pero con esa sensación de quien se levanta
pronto por la mañana y tiene
todo el día por delante, aunque
con una única diferencia: el día ya era
el siguiente, todo lo que estaba
por hacer pertenecía al pasado y, sin embargo,
queríamos un poco más.