“ME DESPLIEGO en el consumo de este aire y mi credo es la firmeza. Quiero ser un tiempo no medible: así es en las bobinas y el papel impresionado, porque lo que me interesa de los sueños es la disposición de la mañana. En ellos camino boca abajo”.
Gestar un tópico (RIL, 2020)
Proseguimos con nuestra serie de entrevistas/cuestionarios con diferentes personajes del mundo de la cultura.
Para ello nos basamos en el cuestionario que realizó Marcel Proust y que grandes personajes de la historia han contestado, desde Oscar Wilde a David Bowie. Nos hemos permitido la licencia, perdón por el sacrilegio, de pasar algunas preguntas por la chapa y pintura del siglo XXI, aunque la mayoría siguen siendo exactamente igual que las ideadas por el escritor de la famosa magdalena.
Música, si así se desea, para acompañar la entrevista:
Un jueves, 28 de julio de 1988, en la hermosa capital del Principado, bajo el signo de Leo, como bien recordó a su madre la comadrona, que apuntilló después “su planeta dominante es el Sol, por lo que hará que brille y llame la atención de los demás por encima de todo”, nació Azahara Alonso.
Su infancia, que desconocemos y por tanto nos permitimos la licencia de imaginar, fue la de una niña feliz, que disfrutaba con las pequeñas cosas y guardaba los nubarrones en el estómago, a la espera de que descargaran, en un futuro lejano, una tormenta de palabras con las que ordenar su interior.
Buena alumna, aunque en ocasiones le entraran ataques a lo Antonie Doinel, soñando con escaparse a una playa lejana donde poder tumbarse en la blanca arena y, simplemente, no hacer nada. Eso sí, cuando se impartían las clases de literatura, lengua o filosofía, la joven Azahara se transformaba en una esponja, absorbiendo la información para luego transformarla y adaptarla, al llegar a casa, en las pequeñas notas que tejían su diario secreto.
Por motivo de privacidad y total ignorancia, no entraremos en sus amores juveniles y los prohibidos, los corazones rotos, ese amor platónico que nos marca o el primer beso en el Bulevar de la sidra. Los hay que hablan de una loba esteparia que recorría la ciudad ajena al género humano que la desasosegaba. Pero no caigamos en lo fácil ni demos voz a las habladurías sin posibilidad de contrastar.
Tras estudiar la carrera de ¡Qué va, qué va, qué va, yo leo a Kierkegaard!, se destapa en un máster en Escritura Creativa y reencuentra, con la excusa de aprender inglés, consigo misma en Malta, en la Isla de Gozo. Una huida hacia atrás para poder avanzar, obviando los pasos preestablecidos por una sociedad que se empeña en diseñar nuestro ciclo vital. Como bien escribió ella, “nuestras islas desiertas son las casas sin wifi”.
A su regreso, tras varios trabajos y diferentes ciudades, se traslada, en 2012, a Madrid.
Y hasta hoy, a pesar de los altibajos, a pesar de la ausencia del mar, ha permanecido fiel a las calles de una ciudad que se ama y odia y se vuelve a amar.
Azahara Alonso ejerció de profesora y coordinadora de la escuela de literatura Hotel Kafka (como nuestro querido Eloy Tizón) y fue gestora cultural en la Fundación José Hierro de Poesía. Y, sobre todo, escribir, siempre escribiendo. Ya fuera impartiendo talleres, publicando críticas, engordando su diario o adentrándose en el mundo de la poesía y la ficción, desarrollando una voz original que pronto entraría en erupción. Actualmente imparte talleres literarios y publica crítica especializada, que son, en sí mismas, pequeñas obras literarias.

En el año 2016 participó en la antología de relatos Servicio de habitaciones, un proyecto de la escuela Hotel Kafka donde participaron quince escritores (entre alumnos y profesores) y cuya única premisa era el lugar donde las historias debían acontecer, un hotel.
Ese mismo año publica su primer libro, Bajo Presiones, un libro de aforismos donde nuestra protagonista, con maestría literaria, transforma frases en pequeñas piezas de puzzle que, página a página, acaban conformando un paisaje tan personal como universal. Un retrato certero y valiente sin miedo a enseñar las cicatrices propias y ajenas con una visión nihilista o trágica de la vida, pero tomada con humor.
“El lenguaje es el taxidermista del recuerdo”.

Habría que esperar cuatro años para la llegada de su segundo libro, en esta ocasión, un poemario. Gestar un tópico, publicado bajo el sello de RIL Editores, nos regala treinta y nueve poemas en prosa. Un viaje en torno al lenguaje donde el lector no sólo es testigo directo sino colaborador, tejiendo junto a la autora, con cada poema, un mapa de sus/nuestros secretos. Una lectura absolutamente deliciosa, amena (en el mejor sentido de la palabra) y profunda.

“Puedo imaginar un mundo corregido, lleno de tachones, notas al margen de toda duda. Un mundo-galerada que se quedase así, en prueba y revisión, sin posibilidad de llegar limpio a nosotros como un texto sin rratas”.
Y llegó el 22 de febrero de este año. Y llegó Gozo (editado por Siruela Nuevos Tiempos). Y muchos caímos rendidos ante esta novela/ensayo imposible de catalogar. Sólo queríamos que nos llevara a donde ella quería. Al mismo tiempo, con la sensación que también la autora descubría el camino junto a nosotros.
Porque, ¿qué es Gozo? No se nos ocurre mejor manera de definirla que la de nuestra colaboradora Gemma Monlleó, que escribió sobre esta obra en prosa poética para Détour:
“Gozo es un cuaderno. Gozo es una miscelánea. Gozo es un atlas de lecturas. Gozo es un diario existencial y social. Gozo es una crónica cuasi periodística. Gozo es, desde su forma fragmentaria, una tela de araña de pensamientos que van, vienen, vuelven, regresan y que son reflejo de una realidad contemporánea: precariedad laboral, productividad vs autenticidad, globalización turística vs placer por el viaje, interacción frenética vs desconexión internauta…”.

Estamos convencidos que ese libro irá creciendo con los años y en un futuro se convertirá en un clásico. Un referente de nuestra política del tiempo. Y si nos equivocamos, lo mismo da. Será nuestro clásico.
Y una vez realizada esta breve introducción, donde sólo hemos tocado delineado un esbozo, @profesorjonk/J. Félix González-Encabo, Gemma Monlleó y @jdiazdeceriojackson dejan los dispositivos a un lado y, lápiz en mano, mientras el sonido del mar se cuela en nuestros deseos, escriben unas preguntas.

¿Tienes un proceso a la hora de escribir, manías u horarios preestablecidos, o es todo mucho más anárquico y visceral?
Es todo bastante anárquico hasta que pongo orden en lo escrito y hago un trabajo de reescritura/edición, en el que intento que permanezca parte de la espontaneidad del inicio. Recuerdo una anécdota sobre cómo se grabó un disco de Donna Summer: fue solo en una semana, y eso hizo que guardara la frescura, tanto en los aciertos como en los errores. Me gusta mucho esa concepción; por eso, aunque corrijo muchísimo, intento que sea durante un período de tiempo con un límite claro.
Hay escritor@s que acometen la literatura como un espejo, otros como una ventana… ¿Por qué escribe Azahara Alonso? ¿Para quién?
No sé por qué escribo, probablemente porque una de las principales actividades de mi vida, desde siempre, es leer. Eso me familiarizó con el código y desde ahí empecé a escribir, algo que se convirtió en hábito y herramienta fundamental. No escribo para nadie en concreto; en cualquier caso, hay textos que sé que nadie leerá y otros de los que imaginé su publicación (y en este último caso pensé en qué me parecería que saliesen a la luz y se leyesen, en general).
Poesía o prosa, ¿crees más en la elección o en la hibridación?
No creo que haya una oposición entre poesía y prosa (benditos poemas en prosa), y tampoco la encuentro entre la elección y la hibridación: adoro los libros híbridos, que no me parecen en absoluto producto de la casualidad, sino una elección estilística…
Jun’ichirō Tanizaki dijo que “el secreto de la escritura consiste en conocer la frontera que separa lo que se puede expresar con ayuda de las palabras y lo que no se puede expresar, y en saber detenerse justo en esa frontera”. ¿Estás de acuerdo con esta aseveración? , ¿son fronteras colectivas o individuales?
Es una cita preciosa y suena tan contundente que parece cierta. Quizá lo sea. Escribir y persistir en la escritura es una forma de comprobarlo.
“Leo para ser infeliz, conscientemente infeliz, amargamente infeliz”, escribiste en Gestar un tópico. ¿Leer es inserirse, felizmente, en el desasosiego?
Leer es absolutamente todo 🙂
¿Crees que hay sobreproducción literaria y, en general, de contenidos culturales o es causa lógica de la digitalización y el mayor acceso por parte de nuevos creadores, regulándose el mercado a sí mismo sin perjuicio para las obras de mayor calidad?
En este mundo nuestro, regido por este sistema, hay sobreproducción de todas las cosas, y lo cultural no sería lo más preocupante. En cuanto a lo segundo, tenemos ya suficientes pruebas para ser escépticos/as con la autorregulación de cualquier mercado.
¿Cómo podemos evitar la dinámica de trabajo que nos lleva a considerarlo como explotación cuando no lo disfrutamos y a autoexplotarnos cuando nos proporciona felicidad?
La respuesta parece fácil: dejando de permitir que nos exploten y dejando de autoexplotarnos. La vuelta de vacaciones es un buen momento para volver concienciados/as y ver qué podemos hacer o cuáles son los obstáculos y su importancia…
Leí Gozo en clave político-social y feminista, ¿te ves en la misma corriente que Aixa de la Cruz o que las predecesoras Marta Sanz o Belén Gopegui?
Las tres me parecen autoras muy diferentes entre sí, pero ojalá tener algo de su calidad, porque las admiro muchísimo.
Sin desvelar las coordenadas, ¿hay un faro al que puedes considerar “tu faro”?
Hay varios que me gustan especialmente, pero a veces me pregunto si me gusta más su propia idea…
¿Necesitamos vivir lento y soledad para encontrarnos?, ¿dónde está el umbral de equilibrio de Azahara Alonso?
No me interesa mucho esa ruta del autoencuentro o autodescubrimiento (ya muy alejada del nosce te ipsum y más cercana a los productos del coaching), pero sí me interesa el placer del pensamiento, que es tan individual (solitario) como tremendamente colectivo. En cuanto al equilibrio, lo encuentro en la ausencia de ruidos impuestos: el auténtico cielo hoy es que el móvil no vibre, no responder a la prisa que viene de afuera. Muy pocas cosas son urgentes, aunque ahora cueste creerlo, y por eso poner límites a la disponibilidad empieza a ser vital.
¿Qué pensaría la niña que fuiste de la mujer en la que te has convertido hoy?
Depende de cuánto conociera a esta mujer, pero supongo que le gustaría ser sobrina suya.
Y ya para terminar, ¿proyectos futuros?
Seguir leyendo y escribiendo sobre los temas que me fascinan y en los que voy ahondando.

¿Principal rasgo de tu carácter?
Sensibilidad (de la mala, solo a veces buena).
¿Qué cualidad aprecias más en un hombre?
La amabilidad honesta (que incluye muchas otras cualidades, como la empatía y la generosidad), la curiosidad, el sentido del humor.
¿Y en una mujer?
La amabilidad honesta (que incluye muchas otras cualidades, como la empatía y la generosidad), la curiosidad, el sentido del humor.
¿Qué esperas de tus amigos?
Complicidad, conversación, humor, disponibilidad mutua sin presión y algo de la intimidad que teníamos en la infancia.
¿Tu principal defecto?
El nervio.
¿Tu ocupación favorita?
La lectura.
¿Tu ideal de felicidad?
Entusiasmo y ausencia de preocupaciones.
¿Cuál sería tu mayor desgracia?
El cumplimiento y padecimiento de mis miedos.
¿Qué te gustaría ser?
Mi abuelo decía: “Hay que ser persona”. Pues eso.
¿En qué país desearías vivir?
En Portugal.
¿Tu color favorito?
El amarillo.
¿La flor que más te gusta?
Las mimosas, las margaritas.
¿El pájaro que prefieres?
Todos.
¿Tus autores favoritos en prosa?
Roland Barthes, Marcel Proust, Natalia Ginzburg, Siri Hustvedt, Pascal Quignard, Annie Ernaux, Émil Michel Cioran, Carmen Martín Gaite, Thomas Bernhard…
¿Tus poetas?
John Ashbery, Mario Montalbetti, Inger Christensen, Roberto Juarroz, Wisława Szymborska…
¿Un héroe de ficción?
En literatura me gustan mucho más los antihéroes.
¿Una heroína?
Ídem.
¿Tu músico favorit@?
Jimmy Page.
¿Tu pintor preferid@?
Quizá Paul Klee, pero me falta sensibilidad y bagaje para apreciar mejor la pintura.
¿La película de tu vida?
Difícil elección, aquí no puedo caer.
¿Tu héroe/heroína de la vida real?
Mi abuela, mi madre, mi padre.
¿Tu nombre favorito?
El de todas las personas que me han gustado.
¿Qué hábito ajeno no soportas?
La mala educación, la falta de delicadeza, el interés, la autoadulación.
¿Qué es lo que más detestas?
La condescendencia y las ansias de mando.
¿Una figura histórica que te ponga mal cuerpo?
La historia entera me da mal rollo.
¿Qué virtud desearías poseer?
Es más bien un superpoder, pero la ubicuidad.
¿Cómo te gustaría morir?
De cualquier forma que no sea lenta y dolorosamente.
¿Cuál es tu estado de ánimo más común?
La preocupación.
¿Qué defectos te inspiran mayor indulgencia?
Las manías.
¿Tienes una máxima?
Hacer de la necesidad virtud.