
Con el paso de los años
he aprendido:
Que solo se recuerda lo vivido.
Que es más difícil soltar que agarrar,
que al principio desdeñas lo que tienes y
acabas amando lo poco que te queda.
Que siempre pierdes,
y la sabiduría no compensa lo extraviado.
Que a todos nos pesa en la mochila;
lo pasado, lo soñado, lo no hallado.
Que nunca vuelvas donde fuiste feliz.
Que todo tiene un “pero” y un matiz.
Que sugiere más que un príncipe: un mendigo
Que la leña mojada da chispas de castigo
Que hay fuegos de rápido ardor,
pero no mantienen mucho el calor.
Que te quedas con los que se quedan
y despides a los que se van
Que nada es como parece
Y la ideología es usura del intelecto
Que no hay ningún camino recto
Y hay grandes viajes a la puta esquina.
Que estamos por estar
Que vivir no es igual a estar vivo
Que no siempre es sano perdonar
y hay gente que ama a quien yo odio.
Que los tibios son los más injustos de los hombres
Que la frialdad deja muertos
Que las victorias también dejan cicatrices
Y que hablamos más de lo que sabemos
Que hay historias ocultas en el silencio
Que las páginas en blanco también cuentan
Que olvidamos pronto lo que nos conviene
y ansiamos más dormir que soñar
Que nadie es de por aquí
y todos venimos de otro lugar
Que es hermoso deambular
Y en pie nos mantiene andar.
Que la niebla es necesaria
y el sol a veces calienta poco
Que la compañía no siempre
supera la soledad del loco.
Que me gustan los filos
Aunque he llorado sus cortes
Que nadie tiene un destino
Y que existe el azar
Que dinero no es sinónimo
Ni acrónimo de inteligencia
Que ésta no te hace rico
Ni te sirve de vuecencia.
Que los pueblos son un invento.
Y las palabras un refugio
Que el peor frío va por dentro
Que el llanto es subterfugio
Que nada es tan importante
Que es mejor ser amante
Que no hagas caso de lo que ves
Que no es verdad ni lo que crees
Que los profetas se equivocan
Que cielo linda con infierno
Que lo eterno es fugaz
Y lo efímero, eterno.
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