Con el paso de los años,
he aprendido:
Que solo se recuerda lo vivido.
Que es más difícil soltar que agarrar,
que al principio desdeñas lo que tienes y
acabas amando lo poco que te queda.
Cuenca
Cuando tú no estés
Buscaré una costa infinita de rocas amorfas
Dedos de titanes que se enfrían al mar
Cuando tú no estés
Ya no están
Se fueron
Posiblemente emigraron a un alma más cálida
Y a amantes con mejor tiempo
A los que callan
A los revolucionarios de piscina y floja abdominal
A los ecologistas que no leen
A los agoreros
A los enterradores
Todos los viernes toma un tren de regreso a casa. En el andén 27 de la estación central de Múnich, Cada viernes, somnoliento, camina por las frías aceras a veces nevadas y siempre heladas. Todos los viernes toma un café. Un café y un croissant, en el quiosco de la estación: La brioche dorée.
Pasaba por aquí y se me escapó un te quiero.
Un te echo de menos, hoy que pasaba por aquí
Transitaba por este 23 de febrero y se me salió de uno de los bolsillos, ésos en los que siempre llevo un roto.
Transitaba por aquí y me sentí ausente.
Espero que nadie tropiece con él, que no moleste, que no detenga el paso rítmico y eficaz del que siempre va y viene a los mismos sitios.
Pasaba por aquí
Debería existir un Dios que evitara que las historias se alargaran más allá de la torpeza.
Un dios que no naciera del miedo a vivir.
Un dios sin premios ni castigos.
Debería existir el dios de los errores.