No me importa llorar
No me importa reír desencajado
Bajo esta puta mascarilla
No me importa la tristeza
Estuve en el límite y no me gustó
Me tuvieron 25 horas
Haciéndome pruebas y metiéndome drogas
Perdí la cuenta de las preguntas repetidas
A nadie reconocí con la puta mascarilla
Ni me importó
Vi la desolación del caos
Una desolación pausada y admitida
Salas de espera boxes
Pasillo y habitación múltiple compartida
Porque todavía conocía a alguien
Me da miedo pensar en los registros
Que marqué
Estuve tan cerca del homerun…
La felicidad del ignorante
Todo va bien hasta que se jode
Repentinamente
Una mañana por cualquier causa
Por la noche escuchaba risas
Alegría o cortesía impostada
De valientes sanitarios
Que habitan en el caos
Me abrían la cortina con las camillas que pasaban
Hablaron de inquilinos sospechosos
Que no debían estar allí
Números no cercanos a mi lecho
A otro le tocará
Al fin se acabó la verbena
Dormí unas horas cuidando mis
Cables y anclajes
Tuve que mear indignamente
Con la espalda peluda al aire
Como hacen los inquilinos profesionales
Tuve que escuchar a la anciana
De la que algunas limpiadoras se reían
A la que algún viejo increpaba
Amanecer y la vieja de voz herrumbrosa
Nos habla de su no familia
De los muchos días que lleva allí
Grita y amaga llantos entre esa voz rasgada
En su residencia le daban cinco magdalenas
Entraba y salía cuando quería, no como aquí
Dónde están su hijo, sus nietos, sus hermanos
Y esa niña, esa zorra a la que quiso como a una hija
Ya arreglará cuentas
Tirada como un perro
El imbécil del otro lado hace chistes
Más le valdría guardar sus fuerzas
Para lo inevitable
Ser ameba resiliente y dejar a quien no es capaz
De llegar a esa evolución
Ser capaz
De vivir y sortear
En eso consiste el juego