Admitimos firmas que escriben sin mayúsculas, admitimos entrevistas a estrellas editoriales que escriben sólo sin acento cuando no hablan de soledad, la poesía todo lo puede salvo la falta de pulso y de eso no adolece nuestro nuevo colaborador, Marc J. Mellado, barcelonés que hoy nos regala estas tres maravillas sobre la pérdida, la ausencia, el despecho, lo que no se tiene, la dificultad de matar al padre. Algo tan antiguo y tan latente. Bienvenido, Marc
estática vanidad
tratando de pensar como el adulto
al que siempre aplaudía me tatué
los recuerdos, como quien viste
una pared con otra pared, y derivé
mis manías a un socio fantasma,
de esos que plasman el nombre
de un hijo ficticio en los contratos
importantes. verme ahí fuera,
sentirme en otro lugar, en otras vidas
donde se acentúan las consonantes, revisitar
camino a otra casa las matrículas de los coches
de ambas aceras, es lo más parecido
a la ausencia de un reloj:
lo que el tiempo, decían, iba a acabar extinguiendo
crece, incesante, demoledor
como el propio tiempo.
y a la palabra me gustaría esconderle
todos sus cauces, desoírla desde
esta noche hasta el confín de mi existencia.
porque me huele a verdad
y es tan terriblemente cierta: cada palabra
que nace, sea vil o reconfortante,
es más verdadera; y bajo
su sombra evocadora valoro
descoser todas las redes
que la protegen y convertirme
en letra cuando me caiga encima
como granizo, como esta madrugada.
el vértigo es lo único que ahora merezco.

tributo al exilio
me persigue el silencio. donde
antes habitaba la necesidad
de desquitarme, ahora
sólo existe una pequeña
ausencia. un mal presentimiento,
una tarde entera lloviendo
llenan los huecos
de la nueva soledad:
la tuya, que es tu medalla.
yo me quedo con el premio
de no acordarme de todo.
discurso de investidura
esconde los vídeos, la contraseña,
las sábanas limpias. deshazte
de todo lo que no te haga feliz,
y haz que los demás acaben
odiando aquello que te gusta.
oculta la calvicie; los mensajes
de adiós, de basta, de no me llames,
de espero que pasemos unas buenas
vacaciones; sáltate el convenio,
las formas no, pero haz lo que sea
para no escuchar a nadie. dale
a tus conocidos lo que no le das
a tus familiares. no pagues tus deudas
pero sí la cuenta que mereces. piensa
que te diviertes, que te persiguen,
que te esperan, que alguien está
dispuesto a hurgar en tus cajones;
ven a buscarme tarde, por favor,
o mejor hoy ya no vengas, que yo
me he entretenido suponiéndome
otra idea, otra pista para entenderlo,
otra palabra que acabe con la guerra,
otra más de las cuatrocientas mil
excusas que has inventado, con todo
tu amor, para evitar quererme.
Podéis encontrar más poemas de Marc en su blog “qué me queda del verano”. Salud y abrazos