Sitios soñados

En Montevideo

Desconozco si esto es Uruguay

Pero en Uruguay

Los perros dejan huellas

Y no vi más que un perro tumbado

Muchos hombres con remeras

Que se sacan y hablan solos

En grupo, al paseante

O cantan himnos supuestamente futbolísticos

En la parte vieja

Hombres ajados por el sol, el mar y el interior

Por los años y el olvido

A veces se acercan amables y

amables se repliegan

No tenés efectivo, no cash,

La tecnología ha venido a salvarte,

Viajas sin dar más propina que

La que imputas en la tarjeta

Todo limpio, no cash para los desheredados

Edificios que un día fueron blancos

Beige y gris azulado

Ahora sus muros se debaten entre seguir

Desconchados o caer sobre el viandante

Enormes ventanales y portadas neoclásicas

En alguno hay una academia de baile

Y en alguno suena una aria

Pero la mayoría no tienen

Más vida que la de las palmeras de la calle

Hace calor, humedad, se acerca el verano

Buscas la sombra pero los desheredados

Te persiguen

Hablas con el camarero de un restorán del puerto

Vivió en Barcelona, llevó a su madre

A ver a Isabel Pantoja al teatro Olimpia

¿Sabés dónde está?

Creías que Pantoja estaba muerta,

También vieron a Bertín Osborne

La vieja es de gustos clásicos

Viajó por toda España trabajando,

también donde el suelo se rompe del calor

Pero volvió

Porque Facebook miente mucho

La familia

Era deportista y ganó plata

¿Futbolista?, no, boxeador

Pero volví porque estaba mal

La familia desapareció

La familia no existe

Por Navidad, ahora estoy de camarero

De regreso al hotel sigo buscando sombras,

De repente casi piso una mano negra

Que sale bajo un banco metálico

No negra de raza, negra de tristeza

Más allá del banco yace el cuerpo

Y sus mantas y una botella de dos litros

Y artilugios indescriptibles porque

Paso rápido ante el susto

La mano entreabierta boca arriba

Sin pudor, sin miedo,

Sin ya pedir auxilio

Sin entenderlo

Me cierro en la librería Puro Verso

Con su escalera central

Y su pared acristalada antes de bifurcarse hacia las balconadas

Con sus innumerables libros

Y el señor mayor

Elegantemente peinado hacia atrás

Que cuenta la anécdota de una poeta nonagenaria

Y me da vergüenza acercarme

Hasta que termina

Me llevo una revista del centenario de Benedetti

Y un libro sobre Atahualpa Yupanqui,

Que no era uruguayo pero

Cantaba al pueblo

Y con eso nos vale

En un rato tomo el buquebús

A Buenos Aires

Sitios soñados