La Casa de las Hojas (cuando el terror se mueve por textos ergódicos)

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Una tarde de marzo del año 2000, bajo el cielo angelino que irradiaba Los Feliz, me encontraba leyendo en un coffee shop (lugar idóneo para trabajar en proyectos ilusionantes o aparentar para noches apasionantes) el LA WEEKLY, un periódico cultural y gratuito de tirada semanal. Al llegar a la sección de literatura me topé con un artículo sobre una novela de reciente publicación.
Un joven escritor llamado Mark Z. Danielewski acababa de sacar a la luz una novela llamada House of Leaves, y algunas de las palabras con las que el periodista describía el libro: terror, locura, meta-literatura, tatuajes, poesía, cine, ensayo, literatura de viajes, aventuras o historia de amor, hicieron que me terminara el capuchino de un trago y dejara de flirtear en modo pasivo con una joven que, absorta en su cuaderno de notas, aún no había levantado su mirada, escudada en unas gafas de pasta azul, hacia el rincón donde me encontraba. Raudo me dirigí a Skylight Books, mi librería habitual donde parte de mis ahorros desaparecían (el resto entre el Canter´s Deli, el Silent Movie Theater, la comida basura, locales varios y Tower Records), y preguntar por la misma.

Y allí estaba, luciendo su negra portada en la estantería de las novedades, flanqueada por dos formidables guardaespaldas, The Amazing Adventures of Kavalier & Clay de Michael Chabon y A Heartbreaking Work of Staggering Genius de Dave Eggers. Una simple ojeada a las páginas, tras esnifar el aroma del papel, bastó para comprender que estaba ante algo totalmente diferente a nada que yo hubiera visto.
Añade el gancho directo a la mandíbula de la primera página:

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De cabeza y sin red.
Con el paso de los días habrá que dar marcha atrás y llamar al servicio de mantenimiento para que instalen la red de seguridad y un seguro de cancelación. El desafío del autor no es un tiro al aire sino directo a la cabeza del lector. Y salir andando de esta experiencia no será sencillo. Menos aún cuerdo. Muchos desistirán y no puedo culparles. Los duelos literarios que he abandonado a lo largo de mi vida así lo atestiguan.

Stephen King bautizó esta obra como el Moby Dick del género del terror. Por su complejidad e importancia aún no reconocida. Posiblemente la última gran novela del siglo XX y primera del siglo XXI. Otra novela con la que algunos críticos la han comparado es con el Ulises de James Joyce, otra oda lingüística sin manual de instrucciones.

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Está bien, reconozco que Moby Dick y Ulises son dos novelas que, a pesar de mis intentos por hincarles el diente, siempre se me han hecho bola. Con la novela de Herman Melville tuve sólo una cita y, tras un inicio prometedor, todo se fue al traste por un malentendido. Yo esperaba, desconocimiento imperdonable, La Isla del Tesoro, y me enfrenté a algo para lo que no estaba preparado. Como el capitán Ahab, no pude vencer al gran cachalote blanco y, derrotado, la tuve que dejar libre entre los tomos de mi biblioteca. Con Ulises fue diferente, tres veces insistí en que lo nuestro funcionara, seguro de que la experiencia ganada jugaría a mi favor. Si la primera vez nos quedamos en el restaurante, la segunda llegué a las copas y, finalmente, en la tercera llegué a acompañarla al portal y acercar mis labios. Podría haber subido al ascensor, pero hubiera sido una pantomima. No tenía ni pajolera idea de lo que estaba haciendo. Sólo un aluvión de frases que engullía sin masticar ni saborear. Por dignidad y honestidad, me abotoné la gabardina y regresé bajo un chaparrón al hogar.

Con La Casa de las Hojas todo fue distinto. Amor a primera vista y sexo al final de la velada.

Antes de entrar en el argumento, o al menos en un esbozo del mismo ya que intentar resumir la sinopsis es más complicado que emprender el vuelo de Ícaro, decir que Mark Z. Danielewski nació en la Ciudad de Nueva York dentro de un hogar con claro gen artístico. Mark estudió literatura inglesa en la Universidad de Yale y latín en la Universidad de California para posteriormente cursar estudios en la Escuela de Artes Cinematográficas de USC. Mi mayor sorpresa al revisar su biografía es descubrir que su hermana, Annie Decatur Danielewski, es ni más ni menos que la cantante conocida como Poe. Su disco Hello, publicado en 1995, fue durante un largo periodo banda sonora de mis noches solitarias en el Chancellor Hotel.

La historia tiene 3 ejes principales. Por un lado nos encontramos con (1) Johnny Truant, un aprendiz de tatuador, adicto a las drogas y al sexo, que tras hallar un extenso manuscrito, se sumerge en su investigación. Este ensayo fue escrito por un hombre anciano llamado (2) Zampanò acerca de una colección de cintas de vídeo titulada (3) The Navidson Record. Y The Navidson Record pretendía ser sobre una familia joven que se muda a los suburbios pero, en cambio, se convierte en una exploración de una casa embrujada con un laberinto en su corazón y, en el corazón de ese laberinto, un Minotauro.
Contar más es innecesario porque todo y nada está dentro de ella para quien esté dispuesto a introducirse en estos textos mutantes que cambiarán tanto de forma como de color al ritmo de la historia. La casa no nos abandonará nunca, obligándonos a revisitarla cada cierto tiempo.

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La publicación de La Casa de las Hojas en España tuvo que esperar demasiado tiempo. Finalmente, el 11 de noviembre de 2013, a través de la colaboración entre las editoriales Pálido Fuego y Alpha Decay, vio la luz. El traductor fue el gran novelista y espléndido traductor Javier Calvo (David Foster Wallace, J. M. Coetzee, Don DeLillo, Joan Didion, Salman Rushdie, Zadie Smith o Denis Johnson han pasado por sus manos). Ya no hay excusas.

https://www.markzdanielewski.com/

PD. Aquella copia, al igual que el resto de libros que atesoraba en aquella época, se quedó en casa de la rubia del cangrejo que el destino (y mi terror al compromiso) decidió convertir, afortunadamente, en recuerdo. De todo, eso fue lo que más me dolió.

 

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