El curso se impartía en uno de los salones del Hotel Ritz. Ramón entró de los primeros,
con la mirada deslumbrada por el lujo y la pregunta de cuánto habrían pagado los
organizadores. Fue a sentarse en primera fila. Lo había decidido de antemano, era el
primer reto personal que se había propuesto; se pondría donde todos pudieran verlo, no
iba a esconderse en un rincón como había hecho toda su vida.