En Salamanca conocí un pucelano que por las noches hablaba de “tierra comunera”, era beberse unos vodkas y corríamos el riesgo de acabar añorando hasta el amanecer un gobierno que nunca existió, más allá del imaginario de los locos de aquella primera revolución moderna de 1520 frente al emperador Carlos V.
HISTORIA
Nos hablan de la justicia popular, de la tradición, de Dios-Alá, de tolerancia, de la llegada de árabes que influyen en las gentes sencillas y las radicalizan, de mujeres sobre cuyas espaldas recae el peso y la pena de una guerra. De un país ultrajado y unido.