El acusado agarró el periódico.
Después de unos segundos, al soltarlo,
su mano palpitante echaba humo.
En el diario, la presunción de inocencia
había desaparecido.
El acusado agarró el periódico.
Después de unos segundos, al soltarlo,
su mano palpitante echaba humo.
En el diario, la presunción de inocencia
había desaparecido.