Para los no enterados, kink es lo que se conoce finamente como “sexualidad alternativa,” entiéndase dominación, disciplina, encordamiento, suspensiones, uso de collares y látigos y un largo y doloroso etcétera. Prácticas sadomaso, vaya. Una revista sicalíptica —a la que mi abuela llamaría de relajo— para la que escribo en inglés bajo seudónimo buscaba un reportero que se infiltrase en la feria y contase del pe al pa lo que pasaba allí.

Universo por estrenar es un viaje astronómico donde Anni B Sweet, utilizando propulsión psicodélica, parece dejarse llevar en un proceso de experimentación sonora que da como resultado unas canciones de gran complejidad y belleza. Hay momentos, incluso, donde imaginamos a Morricone, David Bowie, Pink Floyd o George Harrison asomando entre las notas mientras asienten complacidos ante este nuevo trabajo.

Sin censura: mostrad el beso.
Mostrad el pezón.
No seáis tan retrógrados como esta cuadrada y rosa aplicación.
Entrad en razón.
Que la niña quiere ser artista.
Que la niña quiere ser pobre aunque no sepa lo que eso significa.
Quiere vida, antónimo de seguridad y sinónimo de incertidumbre que desquicia. Quiere dejar la institución a la que sólo le importa lo que vaya a pagar sin importar ni su salud mental ni su integridad.